Una investigación realizada por un consorcio internacional de periodistas revela cómo la plataforma Uber vulneró la ley y recurrió a prácticas brutales y a grupos de presión para imponerse a pesar de las resistencias de más de una veintena de países. En Francia, muestran que Emmanuel Macron le abrió la puerta de par en par, mientras que en los Estados Unidos el entonces vicepresidente Joe Biden demostró un gran interés en la compañía.

El diario británico The Guardian obtuvo acceso a 124.000 documentos provenientes de la empresa digital de transporte Uber y que datan de entre 2013 y 2017. Éstos fueron compartidos con el Consorcio internacional de periodistas de investigación, que a su vez colaboró con periódicos del mundo entero.

Este domingo 10 de julio, en Francia, Le Monde y Radio France publicaron los primeros artículos vinculados a los ‘archivos Uber’.

En ellos se revelan los métodos agresivos empleados por la empresa para expandirse en países como Francia, Sudáfrica o Rusia.

“La empresa violó la ley, engañó a la policía y al regulador, le sacó provecho a la violencia contra los conductores y ejerció presiones secretas sobre gobiernos del mundo entero”, destaca The Guardian.

“La violencia garantiza el éxito”

En sus intentos de imponerse por encima de las leyes de transporte, Uber generó violentas reacciones en varios países. En Francia, por ejemplo, provocó un conflicto intenso entre conductores de taxis tradicionales y de VTC (vehículo de turismo con conductor).

En vez de buscar una vía pacífica, la empresa explotó las tensiones para convencer al gobierno y a la población franceses. Organizó en ese entonces campañas en los medios de comunicación e incluso manifestaciones para deteriorar la imagen de los taxis, como lo explica un exdirectivo de la compañía.

Cuando la dirección de Uber empezó a preocuparse por los riesgos que podían correr sus conductores si participaban en dichas protestas, el entonces jefe de la empresa Travis Kalanick contestó: “Pienso que vale la pena. La violencia garantiza nuestro éxito”.

En Sudáfrica, donde los choferes de Uber pueden recibir pagos en efectivo, algunos de ellos fueron atacados. Uno de ellos falleció en 2017, luego de que su vehículo fuera incendiado, sufriendo varios de sus colegas ataques similares.

Si bien la nueva administración de Uber reformó algunas prácticas, en la mayoría de los países donde se ha instalado los conductores trabajan en condiciones precarias, con ingresos bajos y sin posibilidad de defender sus derechos mediante sindicatos.

Macron y Biden, amigos de Uber

Uber también hacía con frecuencia lobbying, usando a menudo grupos de presión política. En los ‘archivos Uber’ se destaca el papel secreto que jugó el entonces ministro de Economía Emmanuel Macron en 2014 y 2015, cuando la empresa estaba expandiéndose.

Francia investigaba sus prácticas en medio de las protestas de taxistas, que reprochaban al servicio Uberpop la posibilidad de convertir en chofer a cualquier dueño de un vehículo, sin pagar la costosa licencia que requieren los conductores de taxi.

Travis Kalanick y su equipo visitaron en varias ocasiones a Macron, en ese entonces miembro del gobierno del expresidente François Hollande.

Uber pidió al ministro flexibilizar la ley Thévenoud sobre el sector de transportes. Buscaba en especial reducir el periodo de formación de los conductores. Macron se dejó seducir por la compañía y un decreto permitió cambiar la ley.

A cambio, Francia solicitó que Uber abandonara el servicio Uberpop. Los documentos filtrados muestran que el apoyo de Macron no estaba alineado con las políticas de izquierda de su gobierno, por lo que el expediente Uber se quedó en el ministerio de Economía y no fueron movilizados los ministerios de Transporte o de Trabajo.

El servicio de prensa del Elíseo dijo a Radio Francia que los cargos de Emmanuel Macron previos a su presidencia lo llevaron a entamar un diálogo para ayudar a transformar los servicios que proponía Uber en la época.

En el caso de Joe Biden, constata el Consorcio, el entonces vicepresidente pidió una reunión con Kalanick en el Foro Económico Mundial de 2016, en Davos, Suiza. Según mensajes filtrados, el actual mandatario estadounidense se atrasó y el empresario se impacientó.

“Mandé a mi gente a que le haga saber que cada minuto que se retrase es un minuto menos que tendrá conmigo”, escribió Kalanick, entonces de 39 años, a un colega. Más tarde, cuando llegó Biden al punto de encuentro, el empresario explicó su propuesta e “impresionó” al vicepresidente.

Según los registros, Biden incluso modificó su discurso en la instancia para destacar el impacto global de Uber.

Dicho encuentro fue coordinado por exasesores del entonces mandatario Barack Obama, y se mantuvo bajo la más estricta confidencialidad.

Desde la Casa Blanca respondieron a estos cuestionamientos defendiendo que Biden estaba “comprometido con combatir la clasificación errónea de empleados, que impide a los trabajadores acceder a protecciones y beneficios críticos, incluyendo el salario mínimo, horas extras, y licencias familiares o médicas”.

Irrupción en el mercado global

Según se desprende de los archivos, no está aún claro qué leyes pudo haber vulnerado Uber, se destaca que un grupo considerable de ‘lobistas’, varios de ellos incluso exasesores del expresidente estadounidense Barack Obama, trabajaron “agresivamente” para impulsar los intereses de la empresa.

El Consorcio asegura que en al menos seis países Uber bloqueó el acceso a los servidores de sus sedes, para evitar que investigadores accedan a evidencia de sus prácticas. Una de estas ocasiones, constatan, fue en Amsterdam, Países Bajos, en la cual la orden fue dada por el propio CEO de la empresa, Travis Kalanick.

Asimismo, la empresa habría canalizado sus ganancias mediante el paraíso fiscal de Bermuda para reducir sus impuestos.

Rusia y sus oligarcas

La compañía estadounidense también recurrió a un “agente político” vinculado a oligarcas rusos para obtener un trato de favor por parte de las autoridades de Moscú, reveló The Guardian.

Este medio aseguró que el acercamiento de Uber a multimillonarios y altos dirigentes próximos al presidente ruso, Vladímir Putin, forma parte de una amplia estrategia encaminada a conseguir una posición privilegiada en el mercado ruso y favores políticos.

En concreto, este diario detalla el contacto con Vladímir Senin – miembro de la Duma, el parlamento ruso-, contratado por Uber para pagar “cientos de miles de dólares” con el objetivo de comprar influencias, una medida que ya generó “alarmas” entre las autoridades de Estados Unidos.

De acuerdo con la investigación periodística, exfiscales y expertos en la materia creen que las circunstancias que rodearon la contratación de Senin podrían violar las leyes anticorrupción estadounidenses.

La propia Uber reconoció que recurrió a este conocido lobista y que pagó “cientos de miles de dólares”, pero insiste en que no ha contravenido la legislación vigente.

Respecto de los vínculos de los contactados con Putin, la compañía de Silicon Valley declaró a través de un portavoz que, “ciertamente”, no hubiese contratado a Senin “o alguien como él a día de hoy” y que “rechaza cualquier relación anterior con cualquier persona relacionada con el régimen” del Kremlin.

The Guardian explica que esta estrategia de Uber no tuvo demasiado éxito, pues se topó con las “amenazas de agencias estatales, fiscales y competidores”.

Sin grandes inversores ni apoyos políticos importantes, la empresa de transporte logró cerrar contratos de cooperación con compañías controladas por los oligarcas Alisher Usmanov, Mikhail Fridman y Petr Aven, así como con Herman Gref, presidente del banco estatal ruso Sberbank.

Todos ellos, recuerda The Guardian, han sido sancionados tras la invasión de Ucrania, después de que Uber ya hubiese abandonado el mercado ruso.

“Errores”

Ante estas acusaciones, la vocera de Uber Jill Hazelbaker concedió que fueron cometidos “erroes” en el pasado, y que la CEO Dara Khosrowshahi designada en 2017 asumió el cargo con la misión de “transformar cada aspecto de cómo Uber opera”.

“Cuando decimos que Uber es una compañía diferente hoy, hablamos literalmente: 90% de nuestros actuales empleados se incorporaron después de que Dara se volviera CEO”, defendió.

El gatillante de estos cambios habría sido una serie de querellas de alto perfil, que causaron la salida de Kalanick y otros altos ejecutivos de la compañía en 2017. Entre las acusaciones se incluían denuncias de acoso sexual, discriminación racial y “bullying”.

Sin embargo, el CEO removido se mantuvo como director hasta 2019.

“No nos hemos excusados, ni lo haremos, por el comportamiento pasado que claramente no está alineado con nuestros valores actuales”, sostuvo Hazelbaker, quien también descartó que Uber haya recibido un trato privilegiado tras los contactos con Macron en Francia.