Estados Unidos anunció que llegó a un acuerdo con Alemania por el que permitirá que se complete el gasoducto Nord Stream 2.

Esto, a cambio de garantías de que Berlín ayudará a Ucrania para que el proyecto no amenace su seguridad energética.

El pacto resuelve la mayor fuente de tensión en la relación entre Washington y Berlín. La rotunda oposición estadounidense a ese gasoducto que unirá Rusia y Alemania por el mar Báltico y que ya está casi terminado.

Estados Unidos y Alemania enumeraron una serie de condiciones bajo las que el Gobierno estadounidense acepta que se complete ese proyecto.

El acuerdo “está diseñado para asegurar que Rusia no usará de forma inadecuada ningún gasoducto”, indica el comunicado.

La oposición de Estados Unidos al gasoducto se debía a las preocupaciones de sus aliados en el este de Europa, en especial Ucrania.

Se teme que ese proyecto permita a Rusia desechar la ruta de tránsito de gas a través del territorio ucraniano.

En virtud del acuerdo, Alemania se compromete a negociar “una extensión de hasta 10 años” de sus contratos para el tránsito de gas con Rusia.

Alemania tomará medidas

Alemania nombrará incluso un enviado especial para llevar a cabo esas negociaciones, que empezarán “lo antes posible y no más tarde del 1 de septiembre”, señaló la nota conjunta.

Además, Alemania se compromete a tomar medidas políticas “si Rusia comete nuevos actos agresivos contra Ucrania”, agrega el comunicado.

En ese caso, “Alemania actuará a nivel nacional y presionará para que se tomen medidas eficaces a nivel europeo, incluidas sanciones, para limitar las capacidades rusas de exportación a Europa en el sector energético, incluido el gas, o en otros sectores económicos relevantes”, precisa.

Asimismo, Alemania se compromete a “establecer y administrar un Fondo Verde para Ucrania” que apoyará la transición energética a fuentes más limpias en el país europeo, de acuerdo con el comunicado.

Alemania donará inicialmente al fondo al menos 175 millones de dólares. Tanto Washington como Berlín se comprometen a promover inversiones en ese proyecto de “al menos 1.000 millones” de dólares”, incluidas algunas del sector privado.

Esas garantías no apaciguaron las críticas en el Congreso estadounidense, donde senadores de ambos partidos expresaron su oposición al acuerdo con Alemania.

El Departamento de Estado replicó que no tenía muchas alternativas a este acuerdo, dado que el Gobierno anterior, el del expresidente Donald Trump, “no aplicó sanciones relacionadas con el oleoducto hasta su último día en el poder”, cuando el proyecto ya estaba muy avanzado.