Hasta antes de la caída de Sergio Jadue, no eran pocos los que consideraban a Jorge Sampaoli como uno de los técnicos más importantes, respetables e influyentes dentro de la historia deportiva de la Selección Chilena.

La obtención del histórico título en la Copa América de 2015, sumado a la llegada a octavos de final que la Roja logró en el Mundial de Brasil 2014, fueron los antecedentes con los que el casildense había logrado ganarse el corazón de los hinchas nacionales.

Pero gran parte de ese afecto se esfumó cuando se conocieron las verdaderas razones detrás de su caótica salida de la banca del ‘Equipo de Todos’.

Un borracho, un conflictivo, un desordenado y un monigote de sus compañeros

Poco tiempo después que la Selección Chilena obtuviera su primer título a nivel continental, Jorge Sampaoli manifestó su deseo de dar un paso al costado para ’emprender nuevos desafíos’ en el fútbol mundial.

El argentino estaba decidido, se quería ir sí o sí, pero desconocía que el entonces presidente de la ANFP, Sergio Jadue, le pondría más de un escollo en el camino para mantenerlo a raya.

De hecho, y como a esta altura ya casi todos conocen, el directivo nacional no se cansó hasta conseguir lo que quería, como lo ocurrido el 16 de noviembre de 2015.

En esa jornada, y después de varias conversaciones, reuniones y montos sobre la mesa, el calerano logró que ‘Don Sampa’ accediera a una nueva modificación en su contrato laboral.

El nuevo documento estipuló que el entrenador recibiría un aumento considerable en su salario mensual, a fin de desechar las ofertas que clubes continentales le estaban realizando, pero también fijó una cláusula de salida que ascendía a los 6,3 millones de dólares.

Hasta ahí todo iba de maravillas. Tanto el estratega como su cuerpo técnico estaban conformes con los ofrecimientos que el exmandamás del fútbol nacional les había hecho. Pero la felicidad no duró mucho.

El primer remezón se dio luego que se difundieran en los medios de comunicación detalles de los acuerdos monetarios alcanzados entre ambas partes.

Dicha situación causó el enojo y la molestia del DT argentino, quien además de volver a retomar la idea de irse de la banca de la Roja, comenzó a buscar una fórmula que le permitiera marcharse sin ensuciar su nombre y sin pagar la cláusula de salida.

Y fue aquí donde todo empeoró. El trasandino señaló a un influyente círculo de periodistas deportivos que su salida se debía al desgaste que le generaban las constantes indisciplinas de algunos jugadores de la Roja, acotando que sería imposible ir a Rusia 2018 (lo que terminaría dándose).

El DT organizó reuniones con comunicadores, a quienes no solo les reveló secretos de la interna del ‘Equipo de Todos’, sino que también les emitió duros juicios sobre los jugadores, las que se conocerían con el paso de los meses.

Arturo Vidal, Gary Medel y Claudio Bravo fueron los primeros en salir al baile. Del ‘King’ señaló que tenía serios problemas con el alcohol y las apuestas en general; al segundo lo tildó como alguien que tenía un incontrolable comportamiento fuera del campo de juego; y al tercero como un ‘monigote’ de los demás jugadores.

Eso sí, estos no fueron los únicos enjuiciados por ‘Don Sampa’, ya que en dichas reuniones también habría hablado de Jorge Valdivia y Alexis Sánchez.

A su parecer, el ‘Mago’ Valdivia era la manzana podrida de la Roja; mientras que el tocopillano era un tipo que siempre estaba en una realidad paralela, sin mucho contacto con el resto de sus compañeros.

Amenazando a todos y peleando hasta el último peso

Las revelaciones que el entrenador campeón de América le realizó a los comunicadores nacionales fueron solo el inicio de un calvario que se extendió por largos meses.

Y es que sus ganas de irse hicieron que el estratega comenzara a protagonizar desaciertos, los que una vez destapados modificaron la imagen que los hinchas nacionales tenían de él.

Uno de ellos se dio luego que Arturo Salah asumiera el mando de la ANFP, concretamente el 6 de enero de 2016, cuando el argentino realizó un viaje relámpago a tierras norteamericanas.

La versión oficial decía que Sampaoli viajaba a Miami para tratarse una dolencia en la rodilla, pero lo cierto es que ese viaje también le sirvió para reunirse con gente del Chelsea, club que por esos días estaba interesado en sus servicios.

A su regreso, la madrugada del viernes 8 de enero de 2016, el adiestrador argentino se juntó con el recién nombrado mandamás del fútbol chileno para reevaluar su continuidad en la Roja.

Testigos señalaron que aunque ese día Salah hizo de todo convencerlo, esto último no llegó a buen puerto porque el DT habría dado a conocer su lado más oscuro: se mostró muy agresivo y amenazó con declarar a la prensa que en Chile lo tenían como un rehén.

Una semana después de ese bochornoso altercado ambas partes se volvieron a reunir. En la cita el presidente le hizo saber que tenía un contrato que debía respetar, pero Sampaoli reiteró su idea de que lo dejaran marchar, y ojalá sin pagar la cláusula de salida.

La insistencia del trasandino habría generado el malestar del mandatario, quien tras la reunión mandó a llamar a los demás integrantes del directorio para tomar una decisión y cortar de raíz la situación.

Dichas conversaciones concluyeron en que se le daría una última oportunidad al argentino, pero que esta vez las negociaciones las llevaría adelante el vicepresidente Gaspar Goycoolea, en secreto y alejados de los medios de comunicación.

Eso sí, ni esta modificación, ni ninguna de las medidas que se tomaron para distender el ambiente hicieron cambiar de parecer al extécnico de la U.

Y es que aún cuando se le solicitó que se llegara a un acuerdo justo, éste continuó insistiendo con su idea de marcharse sin cancelar la cláusula de salida y hasta amenazó con demandar a la ANFP. La actitud del seleccionador no hizo más que rebalsar el vaso, y de la amabilidad que reinaba entre las partes en un comienzo, ahora solo quedaban los buenos recuerdos.

Los días siguientes fueron aún más tensos y tediosos. Reuniones en secreto en casa de amigos, especulaciones por parte de la prensa y ‘dimes y diretes’ entre los involucrados, fueron algunos de los hechos que marcaron la pauta.

No fue fácil llegar a un acuerdo, ya que el campeón continental negoció hasta el último peso, pero el 19 de enero de 2016 por fin se llegó a un consenso.

Ese día Jorge Sampaoli Moya cedió y aceptó los tres cheques -por un valor que superaban los mil trescientos millones de pesos chileno- que los directivos de la ANFP le ofrecieron.

Y fue así, a regañadientes, que se firmó el finiquito de quien le dio grandes alegrías al fútbol de nuestro país, pero también los dolores de cabeza más grandes por sus desaciertos, contradicciones y ambición.