En el planeta no solo existen y habitan especies que se ven a simple vista. A nivel microbiano hay una amplia diversidad, la que aún no es comprendida del todo.

Estos microorganismos tienen la capacidad de realizar funciones asociadas a la captura de CO2 y el reciclado de otros elementos presentes en la biósfera, siendo particularmente sensibles a los cambios que ha sufrido ésta en los últimos años.

En los ecosistemas marinos hay una gran abundancia de procariotas, son microorganismos unicelulares sin núcleo. En la ecología microbiana acuática, suelen predominar los estudios de especies “free-living” o de vida libre. Es decir, de aquellos organismos que viven libremente en la columna de agua. No obstante, poco se sabe acerca de los microorganismos que están asociados a estas partículas marinas autónomas, los que se adhieren a ellos para conseguir alimento y refugio.

Un estudio liderado por la Dra. Mireia Mestre, postdoctorante del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), confirmó que este tipo de partículas incluye un espectro mayor de diversidad microbiana que los organismos autónomos de los que mayormente se habla.

La investigación tuvo una duración de dos años en el Mar Mediterráneo. En ella, diversas muestras de agua pasaron por numerosos filtros para observar qué partículas asociadas quedaban en estos y cómo las variables ambientales influían en su comportamiento.

“En este estudio se demostró que los microorganismos asociados a partículas son seis veces más diversos que las comunidades ‘free-living’ estudiadas tradicionalmente”, comenta la Dra. Mestre. La investigadora recalca la importancia de estudiar estas especies que, según estudios similares, cumplen funciones biogeoquímicas fundamentales, como el reciclaje del carbono y residuos (detritus) presente en los océanos.

Centro de Investigación: Dinámica de Ecosistemas
Marinos de Altas Latitudes – IDEAL

Además de reconocer la diversidad microbiana presente en las muestras de agua, el estudio visibiliza cómo estas especies se desarrollan frente a diferentes variables de tipo ambiental. El trabajo científico determinó que las gradientes más influyentes en los microorganismos tienen relación con la oscilación anual de temperatura y la cantidad de luz diaria.

“En sitios como el Mediterráneo, de condiciones ambientales temperadas, los cambios entre estaciones son armónicos. Una curva de similares características se observa en la diversidad microbiana, desde los organismos de vida libre hasta los asociados”, explica la Dra. Mestre. Gracias a esto, se permitió establecer una norma ecológica general extrapolable a otros lugares marinos.

El desafío ahora, comenta la investigadora, es aplicar este estudio y parámetros para conocer la diversidad microbiana presente en los mares australes, donde las condiciones ambientales son más abruptas entre estaciones.

Durante la última Expedición Científica Antártica (ECA56), la Dra. Mestre recolectó muestras de agua para el estudio de organismos “free-living” y asociados, de los cuales ya se encuentra recopilando los primeros antecedentes. Además, se centrará en investigaciones sobre el microbioma del krill, una de las especies fundamentales para la vida en el Océano Austral.

El estudio fue publicado por la revista Frontiers in Microbiology, el cual se puede revisar aquí.