Hace unos días un grupo de científicos presentó los resultados iniciales de una investigación que arrojó que de 100 pacientes con covid-19 sin patologías previas, 78 mostraron daño cardíaco considerable una vez recuperados.

No sólo eso, ya que además el estudio, publicado en la revista especializada JAMA (Journal of the American Medical Association) señala que el virus puede dañar incluso el corazón de pacientes jóvenes que antes de contraer la enfermedad se encontraban sanos y saludables.

De acuerdo a los investigadores, los pacientes se sometieron a una evaluación de resonancia magnética entre dos y tres meses después de haber sido diagnosticados con el virus.

“Si bien todavía no tenemos la evidencia directa de las consecuencias (a largo plazo), como el desarrollo de insuficiencia cardíaca, que puede atribuirse directamente a covid-19, es muy posible que en pocos años esta carga sea enorme basado en lo que sabemos de otras afecciones virales”, dijo la coautora del estudio, la Dra. Valentina Puntmann.

Al respecto, el Dr. Alberto Barría, cardiólogo de Clínica Vespucio, explicó a BioBioChile que estos resultados se deben tomar con cautela.

“Es un estudio preliminar, en el cual el principal método de evaluación son exámenes de imágenes, tales como la resonancia magnética nuclear y el ecocardiograma. Si bien es cierto, existe la potencialidad que la infección por coronavirus, u otros virus, induzca a algún grado de daño cardíaco, la mejor manera de saber qué ocurrirá con estos pacientes es el seguimiento evidentemente con este tipo de imágenes, pero también con el seguimiento clínico”, sostuvo.

“Me refiero a la evaluación del paciente por el equipo médico o por los equipos de salud a largo plazo, no solamente a mediano, sino que idealmente a seis meses o un año. Y en ese momento verificar si efectivamente los pacientes van a tener un daño permanente o es simplemente una afectación aguda”, agregó.

“La segunda cosa por la que hay que ser cauteloso es porque es un estudio pequeño, son solamente 100 pacientes, y lo ideal para estimar este tipo de cosas es tener estudios más grandes y con diversas poblaciones, de diversas etnias y de diversos países, para saber si esto va a ocurrir no solamente en la población estudiada, que puede ser un lugar del mundo, o va a pasar lo mismo con pacientes de otros lugares del mundo”, continuó.

Por su parte, el Dr. Barría detalló que la preexistencia de enfermedades cardiovasculares va a influir “en que la evolución de un paciente con coronavirus pueda agravarse, y esto es lo que siempre hemos puesto de relevancia tanto en los grupos cardiológicos como en los grupos de medicina intensiva, medicina interna y especialistas en enfermedades respiratorias”.

“Todos los pacientes con enfermedades de base, evidentemente las cardiovasculares también, como hipertensos, insuficientes cardíacos, pacientes con infartos previos u otras condiciones cardiovasculares, pueden tener una influencia en la evolución del coronavirus y por lo tanto son los grupos de riesgo que más se han cuidado”, continuó.

“Eso no quita que los pacientes que sean sanos previamente también pueden tener afectaciones cardiacas por el coronavirus y tener manifestaciones a largo plazo. Entonces, la evolución de esto, a largo plazo, va a determinar si hubo o no compromiso por el coronavirus, salvo algunos casos que puedan tener afectaciones agudas, como por ejemplo los pacientes que han tenido infartos agudos o que han tenido trombosis”, complementó.

El cardiólogo de Clínica Vespucio mencionó que el primero de estos trabajos es un estudio patológico, es decir, un estudio de biopsias de partes del corazón de pacientes que han fallecido por compromiso grave por coronavirus.

“Lo que se encontró en ese estudio no es un daño específico cardíaco, sino que lo que se encontró es que las células inflamatorias que se depositan tanto en el corazón como en cualquier órgano, tenían genoma viral del coronavirus, y había fenómenos inflamatorios agudos, lo que es de esperar que aparezcan en pacientes afectados por coronavirus, no sólo en el corazón sino que en cualquier órgano”, ahondó.

“En el artículo mencionan que esto no fue tan frecuente en pacientes no afectados por coronavirus. Es un estudio extremadamente específico, de una cosa muy puntual, pero que no necesariamente demuestra fehacientemente de que hay una afectación específica del coronavirus en el corazón”, enfatizó.

“En relación al segundo estudio, cuando se hizo cardioresonancia y ecocardiografía, los daños específicos que se encontraron es que en estos pacientes afectados con coronavirus pudiera haber un fenómeno inflamatorio cardíaco, que también es lo que se detecta cuando hay infecciones virales de otro tipo, me refiero a infecciones generales por virus de otro tipo”, mencionó.

“Y en la ecocardiograma se detectó que estos pacientes pudiesen tener una disminución de su contracción cardiaca durante un periodo de tiempo que fue durante el cual se siguió el estudio. Ahora, reitero que ambas cosas no son necesariamente daños cardíacos específicos, y la especificidad de esto, o la afectación cardiaca a largo plazo, se va a saber efectivamente siguiendo estos pacientes a largo plazo y ampliando mucho más el número de pacientes estudiados para saber si esto realmente tiene que ver solamente con el coronavirus, o quizás tiene que ver con que los pacientes tenían afectación cardiaca previa o condiciones de riesgo”, puntualizó.

“En resumen, tal como dicen los autores del artículo, es un tema a tener en consideración, hay que seguir evaluando a los pacientes, seguir estudiándolos, hay que tener en cuenta que los pacientes con enfermedades cardiacas de base pueden tener factores de riesgo para la evolución por la infección por coronavirus, por lo tanto evidentemente hay que evitar que se infecten, y si se están infectando hay que darles todos los cuidados necesarios, y una vez que salieron de la infección por coronavirus, hay que hacer un seguimiento para ver si estos pacientes tienen una afectación a más largo plazo”, cerró.