La experta en la búsqueda de planetas desde la radioastronomía, aseguró estar "enamorada" de esta rama y actualmente investiga los enigmas de cómo nacen y crecen estos objetos en el universo.

En el universo hay muchos misterios y uno de los más estudiados por los científicos es la formación de planetas, de dónde vienen, cómo nacen y el porqué de sus mecanismos son grandes enigmas que los astrofísicos tratan de resolver, una de ellos es la chilena Laura Pérez.

A sus 39 años y siendo doctora en astrofísica del California Institute of Technology, recibió uno de los reconocimientos más importantes del área, el premio “2024 New Horizons Prize in Physics”, entregado por la Breakthrough Prize Foundation y considerado el “Óscar” de los científicos.

En conversación con BiobioChile durante el Congreso Futuro, contó cómo es su trabajo en la búsqueda de planetas, por qué eligió esta área, qué significó para ella recibir aquel galardón y la importancia de proteger los cielos.

“Haber tenido un reconocimiento, fue muy, muy emocionante. Me sentí un poco fuera de lugar. Me alegra mucho que se reconozca el trabajo que he hecho y que hemos hecho en Formación Planetaria y que se reconozca que es parte de la física”, comentó.

Laura Pérez obtuvo el Óscar de la ciencia junto a otros astrónomos jóvenes, quienes la siguieron en el camino para resolver las cuestiones sobre formación planetaria desde la radioastronomía, utilizando instrumentos como el Telescopio ALMA, por ejemplo.

En concreto, recogieron, entendieron e interpretaron datos de observaciones astronómicas de discos protoplanetarios, que son los objetos donde se forman los sistemas solares. Así, estudiaron y contribuyeron a un importante enigma de la formación de planetas.

Laura Pérez en la búsqueda de planetas

—¿Por qué elegiste la radioastronomía entre todas las ramas que existen?

Yo elegí estudiar formación planetaria porque sabía que para estudiarla necesitábamos usar radiotelescopios. Y yo me enamoré de la radioastronomía, porque la radioastronomía mira el universo invisible. Mira lo que nuestros ojos no pueden ver. Y me parecía muy bonito esa idea, ese concepto.

Entonces, cuando entré al doctorado, recuerdo que dije ‘quiero un proyecto usando el radiotelescopio que teníamos en ese tiempo, pero me da lo mismo cuál’. Y me dieron un proyecto que no me gustó, y afortunadamente tuve la valentía de decir ‘esto no me gusta’. Y me dijeron, ‘mira, tenemos a alguien nuevo que está trabajando en estos temas de formación planetaria’. Y ahí entré a este mundo y me encantó. Me encantó porque puedes mezclar física, astronomía, observaciones, etc.

—Cuando uno ve una foto del espacio, ¿en qué se diferencia una foto de un radiotelescopio de uno óptico?

Un telescopio óptico está midiendo literalmente la luz en el mismo rango del espectro que detectarían nuestros ojos. Entonces, si nosotros tuviéramos ojos del tamaño del telescopio que detectó esa imagen, y además pudiéramos integrar y sumar toda la luz que nos llega, veríamos exactamente lo mismo.

Pero un radiotelescopio opera en un rango que nuestros ojos no ven. Aunque hiciéramos nuestros ojos gigantes, no veríamos lo que detectan los radiotelescopios. Entonces, estamos viendo generalmente la radiación, o sea, también es luz, pero de objetos muy fríos o moléculas muy particulares que están en nuestro universo. Así que los radiotelescopios generalmente sirven para ver el universo invisible y frío.

—¿De qué se trata el enigma en el que has estado trabajando?

Hay varios enigmas en la formación planetaria y uno de ellos que tiene que ver con el deslizamiento radial de las partículas de polvo y es un problema que ocurre entre la interacción del material gaseoso y del material sólido en los discos (donde se forman planetas). Es como un ciclista que está tratando de andar contra el viento y siente fricción.

Bueno, en este caso, los granos de polvo también sienten una fricción y la fricción te quita energía y lo que le termina pasando a los granos de polvo es que terminan en órbitas cada vez más pequeñas porque son tragados por la estrella. Entonces ese es un enigma. ¿Cómo construimos planetas que son tan comunes al parecer si no tenemos este material sólido? Y una solución que se propuso fue esta solución de las trampas de polvo que finalmente pudimos observar en los últimos años gracias al telescopio ALMA.

—¿Y cómo es trabajar en ALMA?

La forma de trabajar allá, ahora no es tan romántica como en el pasado. Uno plantea una idea que quiere testear y dice yo quiero probar si esta idea es cierta o no y para esto necesito tomar estos datos y eso se va a un comité científico que decide si la idea es razonable.

La verdad es que todas las ideas son más o menos razonables y algunas de esas entonces son observadas y luego simplemente te llega un correo diciéndote sus observaciones han sido adquiridas. Sí, la competitividad es muy alta. Cada país tiene cierto tiempo asignado y en Chile es como una de cada cuatro propuestas o una de cada tres propuestas, entre tres y cuatro, son aceptadas.

—También hablaste en tu charla (del Congreso Futuro) de la protección de los cielos, que ahora están siendo afectados por la inmensa cantidad de satélites que orbitan la Tierra, como los Starlink, por ejemplo. ¿En Chile se está haciendo algo para regular esto, o quizás a nivel mundial?

A nivel mundial se conversa del tema y Chile también tiene una participación en estas discusiones, se sabe que hay que proteger los cielos, el problema es que no hay un ente mundial que regule esto y un poco termina en la buena voluntad de las personas. Lo que sí es que los observatorios han hecho estudios del impacto que tendrán estas constelaciones de satélites y no es menor, pero se puede mitigar, así que creo que todavía hay esperanza al respecto.

—Ahora se nota que hay muchas más mujeres en la astronomía. Tú recibiste un tremendo premio. ¿Cómo crees que ha ido cambiando esto? ¿Hace falta algo más?

Yo siento y lo veo cuando hago clases en la universidad, que hay mucha más presencia femenina o estudiantes mujeres en mi facultad, que es mi facultad de Ingeniería y Ciencias, y eso me encanta porque yo siento que no hay diferencias reales, y que permitir el acceso a todas las personas a desarrollarse en lo que quieren desarrollarse es importante. Así que siento que en eso ha cambiado.

Pero si tú miras los puestos cada vez más arriba, más altos, los cargos más altos, ahí sí todavía nos falta un camino por recorrer, y mi esperanza es que a través de estas futuras generaciones y el recambio que naturalmente tiene que ocurrir esto se vaya mejorando.

—Y ya para cerrar, ¿qué le aconsejarías tú a una niña o una joven que está interesada en esta carrera y quiere adentrarse?

Yo les aconsejaría que se esfuercen lo más posible en aprender, aprender lo que necesiten aprender, es necesario conocer matemáticas, física, química, y mira, uno se esfuerza y a veces las cosas no resultan.

Yo tengo muchos fracasos, no me ha resultado todo y hay que aprender entonces a lidiar con ese sentimiento, porque también las cosas a veces no resultan a la primera, resultan después y hay que acostumbrarse a que así son las cosas y seguir entonces igual ahí poniéndole empeño a pesar de que las cosas no resulten la primera.