Este abrirá su parasol, del tamaño de una cancha de tenis, y luego el espejo primario, de 6,5 metros, con el que podrá detectar la tenue luz de estrellas y galaxias distantes con una sensibilidad cien veces mayor que la del telescopio Hubble al que va a reemplazar, informa la NASA.

El pasado miércoles la NASA, confirmo el lanzamiento del telescopio espacial James Webb el día de Navidad. Los científicos lo han apodado como la máquina del tiempo, una notable hazaña de ingeniería o el lanzamiento de la década, debido a que es el mayor telescopio jamás enviado al espacio.

Este se lanzará en un cohete Ariane 5 desde Kurú, Guayana Francesa y es una colaboración entre las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA), de Europa (ESA) y de Canadá (CSA). Viajará hasta situarse a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, aproximadamente cuatro veces más lejos que la Luna.

Pero para ello, además de separarse del cohete a los 27 minutos y 11 segundos, deberá seguir un largo viaje y superar una serie de etapas críticas en el próximo mes. Es tan grande que se ha doblado al estilo origami para caber en el cohete de Arianespace y una vez en el espacio se desplegará como un juguete transformer.

Este abrirá su parasol, del tamaño de una cancha de tenis, y luego el espejo primario, de 6,5 metros, con el que podrá detectar la tenue luz de estrellas y galaxias distantes con una sensibilidad cien veces mayor que la del telescopio Hubble al que va a reemplazar, informa la NASA.

Todo esto en los primeros 29 días, pero los ingenieros pasarán un mínimo de seis meses calibrando los instrumentos para que el telescopio quede listo para hacer ciencia.

El James Webb, que se enfrentará a temperaturas muy bajas, alrededor de -230 grados centígrados, funcionará durante un mínimo de cinco años, aunque está planificado para que lo pueda hacer diez.

Un poco más del telescopio espacial

ilustracion del telescopio espacila james webb
NASA

Está diseñado para expandir los éxitos científicos del Hubble. Entre ambos telescopios han pasado más de 30 años y tecnológicamente son muy diversos: el tamaño del espejo primario (6,5 metros frente a los 2,4 del Hubble) y su capacidad de ver la luz infrarroja (invisible al ojo humano) son las principales diferencias.

Gracias a esto, el nuevo telescopio podrá mirar atrás en el tiempo y observar las primeras estrellas que existían en el universo temprano y cómo se formaron las galaxias tras el Big Bang y su evolución, además de los planetas de nuestro sistema solar y los que orbitan otras estrellas (composición química de los exoplanetas).

Para ello lleva incorporados cuatro instrumentos científicos de última generación que proporcionarán los datos necesarios para analizar los materiales que componen las estrellas, las nebulosas, las galaxias y las atmósferas planetarias, explica la ESA.
Los instrumentos, un conjunto de cámaras, espectrógrafos y coronógrafos, son: MIRI, NIRSpec, NIRCam y NIRISS.

El telescopio dotará a astrónomos y astrofísicos de todo el mundo, por vías hasta ahora imposibles, de las capacidades necesarias para ampliar las fronteras del conocimiento sobre nuestro sistema solar, la formación de estrellas y los planetas, y sobre cómo se crean y evolucionan las galaxias. Nunca se ha mirado al universo con estos ojos, así que esta mirada puede suponer un hito y una sorpresa.

Como dijo Stéphane Israël, primer ejecutivo de Arianespace -operador del cohete-, se trata del lanzamiento de la década.

El cohete espacial, Ariane 5, está listo para despegar, resume la NASA en su cuenta de Twitter.