La construcción social del riesgo se refiere al aumento de condiciones de vulnerabilidad frente a una amenaza (o peligro), que las mismas personas generan, al ubicarse en lugares que se encuentran expuestos a situaciones complejas. Por ejemplo, en la zona norte de nuestro país, muchas personas construyen sus viviendas en el lecho de inundación de ríos que están “secos” por ser terrenos disponibles sin uso. Sin embargo, hemos visto como el Cambio Climático ha hecho “revivir” estos ríos supuestamente secos, con fuertes lluvias que han arrasado con este tipo de viviendas.

En la mayoría de los países de la región, la construcción social el riesgo esta asociada a poblaciones de menos ingresos, que no tienen los recursos necesarios para comprar terrenos o viviendas en zonas menos expuestas a diferentes amenazas, pudiendo acceder sólo a terrenos más baratos, pero con peligros inminentes. Muchas veces incluso, estos terrenos son tomados ilegalmente y comienzan a construirse grandes campamentos. Sin embargo, en Chile, tenemos una manera particular de construir nuestro propio riesgo, ya que no es precisamente la población de menos ingresos la que se ubica en los lugares con mayor exposición. La zona precordillerana de la Región Metropolitana, donde ocurrió el aluvión de 1993, se encuentra colmada de viviendas con población de altos ingresos y, cada vez más, se autoriza la construcción de éstas a mayor altitud, tanto así, que ya se ha sobrepasado la cota 1.000. Las comunas de Peñalolén y La Reina tienen a gran porcentaje de su población en viviendas emplazadas en conos de deyección (lugares de deposición de material de aluviones y derrumbes provenientes de la cordillera), de los cuales, muchos de ellos se encuentran activos recibiendo de manera permanente material que se deposita en las partes altas de éstos. Es decir, son zonas con alto riesgo de aluviones.

Por su parte, la zona del litoral central, concentra muchas viviendas que se ubican en zonas de inundación por tsunami, viviendas también de población con un mayor poder adquisitivo, sobre todo en la costa de la Región de Valparaíso donde hay un silencio sísmico importante que podría detonar en un terremoto y tsunami de proporciones. Lo mismo ocurre en la comuna de Pucón, donde viviendas de alto valor se encuentran ubicadas en las cercanías del Volcán Villarrica, emplazadas, incluso, sobre antiguas coladas de lava.

En fin, son tantos los ejemplos que se podrían dar sobre esta particular construcción del riesgo que tenemos en nuestro país, que hace evidente cómo el territorio se ha ido ordenando de acuerdo a la disposición de inmobiliarias que han logrado manipular los instrumentos de ordenamiento territorial y las instituciones que deben velar por su cumplimiento, logrando que cada año más población se encuentre expuesta a riesgos de desastres sin ningún tipo de resguardo, y a su mera voluntad, bajo la ignorancia del conocimiento geográfico de su entorno.