Con dos posturas muy distintas al interior de la Comisión de Salud se inició discusión del proyecto de ley que despenalizará el aborto en los casos de riesgo de vida de la madre, violación o inviabilidad del feto.

La iniciativa busca modificar el Código Sanitario para permitir que se pueda interrumpir un embarazo sólo con fines terapéuticos.

En septiembre de 1989, la dictadura de Augusto Pinochet eliminó este artículo y lo cambió por el texto que indica “que no podrá ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea provocar un aborto”.

Según cifras del Ministerio de Salud, en la actualidad más de 33 mil mujeres salen de un recinto hospitalario habiendo sido sometidas a un aborto, por distintas razones. Poco más de 16 mil corresponderían a las tres causales.

Según el ginecobstetra, profesor emérito de la Universidad de Chile, Ramiro Molina, con el proyecto de ley del Ejecutivo los abortos que se practican al año aumentarían en el orden de 500 a 600 casos, bordeando las 17 mil intervenciones.

Para Molina, hay mucha ignorancia respecto del tema. Similar opinión tuvo la presidenta del Colegio de Matronas, Anita Román, quién aseguró que en la comisión quedó de manifiesto que algunos sectores políticos han querido mezclar el aborto libre con las tres causales para confundir el debate.

La presidenta Michelle Bachelet pidió a los distintos sectores políticos altura de miras para enfrentar el debate que se inició en el Congreso.

La vocera del movimiento por la Interrupción Legal del Embarazo, MILES, Claudia Dides, llamó a los parlamentarios de la UDI que se han mostrado en contra del proyecto a dejar de pensar de pensar en el aborto como una actividad deportiva.

Respuestas que surgen luego de que en el Congreso los diputados de la UDI Claudia Nogueira y Gustavo Hasbún hicieran un llamado al Ejecutivo a “transparentar la discusión”, acusando que lo que hay detrás del proyecto es permitir el aborto libre.