Las adicciones se relacionan con una parte del cerebro vinculada con la recompensa llamada vía mesolímbica, situada cerca de las regiones implicadas en la emoción, el dolor y la toma de decisiones, y que responde ante estímulos de gratificación.

“Es un circuito motivacional que suele fomentar que los seres humanos realicen actividades evolutivamente beneficiosas, como tener relaciones sexuales, beber agua y comer”, indica el sitio especialista en adicciones Subtance.com.

Esto lo hace mediante la liberación de dopamina y otros neurotransmisores que se activan cuando hacemos cosas que a nuestro cuerpo le gusta. El problema es que en algunas personas, estos comportamientos pueden llegar a ser tan adictivos como una droga.

Aunque hay más investigación en torno a la drogadicción que a conductas adictivas, existe algunos especialistas que se han dedicado a estudiar el tema. Uno de ellos es el doctor Reef Karim, fundador de The Control Center, un centro de tratamiento en Beverly Hills que se especializa en ayudar a los pacientes a superar problemas de conducta. El especialista escribió un artículo para la revista médica Journal of Psychoactive Drugs detallando qué comportamientos han sido catalogados como los más adictivos por la ciencia. Conócelos a continuación.

1. Apostar

La adicción a las apuestas o los juegos de azar se conoce como ludopatía y está incluida en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), catalogada como un trastorno del control de los impulsos, donde también se incluyen la cleptomanía (robo compulsivo) y la piromanía (adicción al fuego). Esto es porque la investigación ha encontrado que los trastornos de adicción al juego y las apuestas son similares a la adicción a sustancias.

Por ejemplo, se ha descubierto que los ludópatas al ganar experimentan una sensación parecida a los adictos a la cocaína. Asimismo, sufren síntomas de abstinencia, incluyendo insomnio, dolores de cabeza, malestar estomacal, pérdida del apetito, palpitaciones y sudoración.

Y es que cada vez que un jugador habitual gana, recibe una dosis masiva de dopamina, por lo que lo anhela más y más triunfos. Cuando espera ganar y pierde, la dopamina disminuye, y el deseo se vuelve aún más fuerte. De hecho, se ha demostrado que cuando los ludópatas ven videos sobre juegos de azar disminuye su activación en la corteza prefrontal ventromedial, un área relacionada con la regulación emocional y la gestión del riesgo.

2. Comer compulsivamente

La gente que pasa mucho tiempo pensando o planeando comer y además tiene períodos de alimentación frenética, puede llegar a tener un comportamiento patológico.

Los científicos han determinado que los alimentos sabrosos -especialmente los con altos niveles de azúcar y grasa- activan el circuito de recompensa de dopamina de la misma manera en que lo hacen las drogas. Asimismo, los estudios realizados en personas obesas muestran que éstas activan menos un receptor de dopamina llamado D2 y que tiene un efecto inhibidor. Esta reducción hace que estas personas consuman más, en un esfuerzo por obtener la oleada de placer que esperan.

3. Adicción a Internet y los videojuegos

La adicción a internet ha sido incluida en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM 5), aunque en el apartado de trastornos que requieren más estudio.

Este comportamiento está siendo considerado cada vez más un trastorno porque se han reportado casos de personas que están tan absortas en su computador o videojuego que dejan de comer, se suicidan o cometen negligencias con sus hijos.

Karim señala que tuvo dos pacientes con este problema, uno de Singapur y el otro de China. “El problema era que su formación de la identidad fue atrofiada en el momento en que entraron en el videojuego, por lo que desarrollaron la identidad del personaje en el juego y nunca desarrollaron su propia identidad. Amaban la persona que eran cuando estaban jugando, pero no se amaban a sí mismos”, explica.

Un estudio de International Gaming Research Unit de la Universidad de Nottingham Trent en Inglaterra, señaló que la adicción a los videojuegos puede asociarse en parte al “tiempo perdido”, esa sensación de sentarte a jugar durante una hora y de repente darte cuenta de que has jugado toda la noche y debes ir a trabajar. Los juegos asociados a este tipo de conductas suelen ser complejos, con niveles o metas, e implican competir con otros.

4. Tener sexo

El sexo aumenta la actividad en el circuito de recompensa al igual que las drogas. Pero no es fácil determinar cuando se convierte en un estado patológico.

Algunos estudios sugieren que no es la frecuencia del sexo lo que determina si existe adicción, sino que los problemas que ocasionan a la persona que tiene un comportamiento sexual compulsivo. Por ejemplo, pensar obsesivamente en consumir porno, contratar prostitutas aunque se tenga una vida sexual satisfactoria con la pareja o exponerse a situaciones de riesgo por conseguir sexo.

También se ha determinado que las personas que han sido tratadas por trastornos hipersexuales han mostrado un déficit en el control de impulsos, el juicio y la regulación emocional.

5. Comprar compulsivamente

Peso a que muchos creen que este trastorno afecta mayoritariamente a las mujeres, ambos sexos están casi equiparados. Un estudio de la Universidad de Stanford, determinó que cerca de 6% de las féminas y un 5,5% de los hombres son compradores compulsivos.

Aunque los investigadores no están seguros de qué sistema cerebral impulsa este comportamiento en particular, se ha comprobado que muchas personas con la enfermedad de Parkinson que reciben medicamentos para incrementar la dopamina desarrollan adicción a las compras.