El Premio Nacional de Urbanismo recayó en el arquitecto penquista Sergio Baeriswyl, creador del directorio urbano de Concepción, impulsor de la reconstrucción del borde costero y del “Eje Bicentenario”. El profesional reconoció duras tareas pendientes en la zona.

Este miércoles en el palacio de La Moneda se entregará el reconocimiento que generalmente se queda en la región Metropolitana. Sin embargo, esta vez fue distinto, pues será el penquista Sergio Baeriswyl quien recibirá el galardón.

El arquitecto y académico de la Universidad del Bío Bío hace una década fundó el Directorio Urbano, al alero del municipio de Concepción, instancia que actualmente desempeña labores clave en la disposición urbanística de la ciudad. Asimismo, desarrolló el Eje Bicentenario, incluido el boulevard Barros Arana, y participó en la primera etapa de la reconstrucción del borde costero, además de fundar el Observatorio Metropolitano penquista.

Todos sus proyectos se han enfrentado a una alta reticencia, confrontando el apoyo ciudadano y el político, pero en ellos destaca su mayor cualidad: la de la obtención de consensos. Eso sí, tiene claro el panorama regional y asume errores o carencias fácilmente, entre ellos distingue los desafíos pendientes, tales como la feroz segregación.

Uno de los promotores del reconocimiento fue el Colegio de Arquitectos local, cuyo titular, Claudio Arce, expresó total satisfacción. Reconoció los estudios acumulados de Baeriswyl, el trabajo en equipo que siempre promueve en sus obras y demandó al premiado quedarse en la zona, para seguir trabajando.

Otro de los impulsores de la candidatura de Baeriswyl fue la Cámara Chilena de la Construcción, cuyo presidente en Concepción Miguel Ángel Ruiz-Tagle valoró el trabajo del arquitecto:

Lejos de haber llegado a la cúspide de su ejercicio profesional, Baeriswyl planteó un sinfín de materias a trabajar para su mejoramiento, tales como los indicadores de cobertura de área verde por habitante, hoy en 4 metros cuadrados cuando debieran ser 8.

Recalcó además, la existencia de 300 mil habitantes en la intercomuna que viven en áreas de riesgo, y 200 mil personas que tienen defectuoso acceso al transporte púbico o no tienen infraestructura de conectividad adecuada.