Alemania, con sus dificultades y soluciones, se confronta con una elección decisiva, la de un nuevo Gobierno, el próximo 22 de septiembre. ¿Todas las elecciones serán decisivas? Buena pregunta.

Berlín, la capital, en estos días finales del verano es una fiesta de llamativos colores, una invitación con centenares de ordenados carteles pidiendo el voto a tal o cual postulante. Gran parte de esos candidatos, todos nacidos en Alemania claro está, tienen en sus orígenes sangre variada: los hay turcos, armenios, serbios, noruegos, vascos, de todo. Muchas mujeres, menos mal.

Sucede que la patria de Robert Schumann, de Albert Einstein y de Karl Marx, entre otros genios, es hoy lo que es, un maravilloso país multirracial. Y los neonazis o fascistas, que también los hay (pululan, como en todo el mundo, Chile incluido) tienen dos opciones: o respetan la vigorosa realidad social o se alzan con violencia, ilegales, cual estúpidos delincuentes.

En este marco y durante un septiembre luminoso acá en la metrópolis, en Berlín, en la imponente sede central y principal del Partido Social Demócrata, el SPD, o sea de esa gran fuerza política e histórica y además alternativa de Gobierno, ha sonado con respeto y emoción el nombre y la memoria de Salvador Allende Gossens, nuestro presidente nacido en Valparaíso el 26 de junio de 1908. Ha vuelto el recuerdo del Gobierno Popular con aquellos polémicos años (1970-1973) y muchos se han hecho la pregunta del millón: ¿es Chile hoy en día una sociedad decente y democrática?

Para recordar nuestros 40 años de aquella elección allendista de 1970, una solidaria y dinámica organización, el Círculo de Amigos de la Willy-Brand Haus (la Casa Central del SPD) organizó una exposición extraordinaria. No se anduvo con chicas: convocó a dos celebrados profesionales de la fotografía mundial quienes, en su momento, vivieron y retrataron a Chile y a los chilenos entre 1970 y 1973 : el inglés John M. Hall (de la FAO entonces) y el germano Michael Ruetz. (de la revista Stern). La muestra se extenderá hasta el 15 de este mes.

Bajo el nombre “Puro Pueblo” se realizó el acontecimiento. Grandes y hermosos afiches colocados en las estaciones de metro o en otros lugares públicos aluden e invitan a visitar la muestra. Un precioso libro resume la tarea. Grandes paneles fotográficos retratan aquellas banderas al viento de nuestro territorio en medio de las marchas populares, aquellos gestos de la esperanza, aquellos hombres y mujeres y niños de rostros humillados que apoyaran ese proceso libertario.

El acto inaugural, el pasado jueves 22 de agosto, se convirtió en un acontecimiento político y social. Parlamentarios, dirigentes, analistas germanos, antiguos exiliados chilenos, profesionales de la fotografía y mucha gente joven colmó el ancho y amplio recinto, la sede principal de esta institución.

Gísela Kayser, dirigente, alma y vida, de esta organización social demócrata, abrió la velada; Heidemarie Wieczorek-Zeul, ex ministra de Estado, de Colaboración Económica y Desarrollo, pronunció el discurso central y, en medio de tantos aplausos, un privilegiado testigo de la vida y época de Salvador Allende (un servidor) recordó la figura del estadista. De ese humanista que, antes de morir en La Moneda afrontando la sublevación militar y la obscena traición derechista y demócrata cristiana, llamó a los chilenos del futuro a abrir “las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.

Como bien se sabe, el estadista Willy Brandt (1913-1992) es un caro referente de la Internacional Socialista. Fue un europeísta de la más alta conciencia ética. Durante la guerra, exiliado en Noruega, luchó contra la barbarie de Hitler. Estuvo también en el bando republicano durante la horrenda conflagración civil española. En su corriente, la del SPD, ocupó los cargos más importantes. Fue alcalde de Berlín Oeste (en los años del muro) y canciller federal en 1969, reelegido en 1972. En 1971, cuando en un Chile vigoroso se desplegaba ese ambicioso y justiciero proceso social de la Unidad Popular, Brandt fue galardonado con el premio Nobel de la Paz.

No solamente en la preciosa Casa de Willy Brandt los alemanes recuerdan de nuevo a nuestro país malherido. Otros actos ya se han realizado o se están proyectando en estos días. Lo mismo sucede en otros lugares de Europa.

En mayo pasado la organización Friedrich Ebert Stiftung, también en Berlín, recordó el golpe de Estado con una extraordinaria exposición fotográfica del profesional chileno José Giribás y con la palabra de Isabel Allende, hija del líder. Por si fuera poco, ya se aproximan otras veladas de primera, abarcando desde el 11 de septiembre y extendiéndose hasta noviembre. Habrá, nuevamente, otra exposición de fotos de las luchas chilenas presentadas por ese mismo profesional santiaguino avecindado desde 1974 en Alemania, José Giribás.

Por demás, entre una decena de relatores, analistas y políticos, alemanes ingleses, argentinos y españoles, destaca la figura del juez Baltasar Garzón, el jurista que, contra viento y marea, en su día, puso en las cuerdas (tribunales) al sátrapa Pinochet. Garzón intervendrá el 30 de septiembre.

En Chile, según leemos y escuchamos desde acá, los actos de septiembre se agitan entre dimes y diretes, racanerías, cobardías y mezquindades. Por estos pagos no hay fisuras. Las cosas se nombran como fueron y como son: fascismo, exterminio, cómplices, encubridores, fraudes, el perverso neo liberalismo actual y el crimen mayor. Nada se olvida.

Oscar “El Monstruo” Vega
Periodista, escritor, corresponsal, reportero, editor, director e incluso repartidor de periódicos.
Se inició en El Sur y La Discusión, para continuar en La Nación, Fortin Mapocho, La Época, Ercilla y Cauce.
Actualmente reside en Portugal.