Cuando se conoció la noticia de la secta que asesinó a un lactante recién nacido en un ritual en Quilpué, de inmediato comenzaron a generarse todo tipo de especulaciones en torno a este misterioso grupo. Primero, hay que aclarar que el término “secta” tiene varios significados, pero todos apuntando a una misma definición general.

Respecto al caso de Colliguay, lo primero que se debió aclarar fue que no se trataba de una secta satánica, toda vez que según la versión de la policía, habrían actuado para eliminar al “Anticristo”. Esto nos da entonces el primer indicio de que esta secta se regía por los supuestos designios de “Dios”.

En todo caso para algunos estudiosos y teólogos, un sacrificio humano de esta naturaleza necesariamente corresponde a un acto satánico, aún cuando la motivación haya sido lo contrario. Esto se debe a la creencia de que “Satanás” puede llegar a confundir a las personas haciéndolos hacer cosas “malas” pensando que son en nombre de Dios.

Tras la investigación del Ministerio Público, se estableció que la secta esperaba el fin del mundo para el pasado 21 de diciembre de 2012.

Cuando fueron detenidos los 4 primeros integrantes de la agrupación y con la posterior entrega voluntaria de los otros involucrados, una de las explicaciones de la defensa fue, curiosamente, que ninguna autoridad desmintió oficialmente el fin del mundo.

A 24 horas de que se entregara una de las participantes dela secta hicieron lo propio otros dos, quienes -según el abogado- aseguran haber recibido las órdenes, no del líder de la organización, sino directamente de “Dios”.

El libro sagrado de los cristianos, la Biblia, habla o menciona al “Anticristo” en al menos 50 profecías. Desde el libro de Daniel hasta el Apocalipsis, escritos que dan ciertos detalles de lo que puede ser esta figura maligna y los efectos negativos que podría generar en la humanidad.

No es menor recalcar que todas las culturas y religiones basan sus creencias en seres espirituales que nadie ha visto, sentido o tocado, y si lo han hecho, no hay pruebas contundentes de su existencia, es decir todo se basa en la fe, en creer, tener confianza, obedecer a ciegas lo que nos dice un ser superior que, reitero, nadie ha visto y si lo ha hecho, no hay pruebas reales de su existencia.

Entonces cuando un grupo al que se le denomina “secta” comete este tipo de actos en nombre de ese “Dios”, bajo nuestros parámetros legales, es condenable.

Pero no hay que olvidar que este tipo de actos no son ajenos a la fe ni a la historia religiosa cristiana-judía. Basta con recordar que el mismo “Dios” del Antiguo Testamento era castigador, pedía sacrificios, quemaba con fuego, convertía en sal y mataba a quienes osaban desobedecerlo.

Entonces, sin ánimos de defender lo indefendible, cabe cuestionarse de quién es la culpa entonces de que cada cierto tiempo aparezcan estos pseudos líderes espirituales que llevan a sus fieles al convencimiento absoluto de entregar bienes, donar dinero, y hacer lo que “Dios” ordena.

¿Cual es la diferencia entre lo que profesan los grandes conglomerados religiosos y estos pequeños grupúsculos sectarios? Posiblemente ninguna diferencia excepto, claro, que los primeros están amparados en la legalidad y el respaldo que les dan siglos de historia.

¿Podemos criticar a un grupo, por muy pequeño que sea, por muy “malo” que sea su actuar, por basar sus actos en lo que dicta “Dios”?

Archivo | Emmanuel Dyan (cc)

Archivo | Emmanuel Dyan (cc)

El Decreto Supremo Nº 1.150, del 21 de octubre de 1980 del Ministerio del Interior de Chile Publicado en el Diario Oficial de 24 de octubre de 1980 dice:

“La Honorable Junta de Gobierno aprobó una nueva Constitución Política de la República de Chile, sometiendo su texto a ratificación plebiscitaria; Que para el efecto la H. Junta de Gobierno convocó a la Nación toda a plebiscito…..

Que la voluntad soberana nacional mayoritariamente manifestada en un acto libre, secreto e informado, se pronunció aprobando la Carta Fundamental que le fuera propuesta;….

Con el mérito de estos antecedentes e invocando el nombre de Dios Todopoderoso, decreto: Téngase por aprobada la Constitución Política de la República de Chile.-“

El dólar norteamericano, el papel moneda y el metálico tienen la inscripción en inglés “In God We Trust” lo que traducido al español es algo así como “En Dios Confiamos”, es decir, la economía de una de las potencias más grandes del mundo, se sostiene básicamente en la fe, en la confianza, en la creencia de alguien que jamás nadie ha visto; no obstante esa misma potencia persigue, cuestiona y condena a quienes actúan en nombre de un ser que tampoco nadie ha visto.

Aunque parezca una estupidez, si la existencia de “Dios” es reconocida por la mayoría de los gobiernos y gobernantes, entonces no es descabellado que el senador estatal de Nebraska, Ernie Chambers, presentara una demanda judicial contra “Dios”, por las “nefastas catástrofes” en el mundo, que sólo provocan muerte y destrucción.

Chile tampoco quedó ajeno a curiosas demandas, tal fue el caso del pastor Gustavo Vergara, miembro de la iglesia Community of Christ e integrante del club de motociclistas cristianos llamado Centuriones de Cristo, quien apoyado por sus fieles, presentó una demanda dirigida contra “el dios homofóbico, misógino, pendenciero y excluyente, el que castiga los pecados de la humanidad a punta de terremotos,maremotos, pestes y enfermedades”.

El problema quizás sea otro,… de acuerdo a lo que se nos ha enseñado tradicionalmente, hubo un conflicto entre el bien y el mal, el bien representado por “Dios” y el mal por el “Diablo”. Ese Diablo, corroído por la envidia, quiso ser igual o superior a Dios, por lo que “Dios” en su extrema misericordia, en vez de destruirlo, lo desterró junto a sus seguidores… pero no olvidemos que la historia siempre la cuentan los ganadores.

En el caso de la secta de Quilpué, el crimen fue quitarle lavida a un recién nacido, eso nadie lo discute,…. Ahora, cuestionar su creencia o fe en “Dios” es otro tema, al igual que es otro tema dilucidar si realmente mataron al “Anticristo” como ellos estaban convencidos evitando con eso el fin del mundo,…

Lo peligroso es precisamente que el mundo no se acabó y esas mentes frágiles probablemente todas padeciendo el “síndrome de adiestramiento sectario” y manipuladas por el líder “Antares de la Luz”, siguen convencidas de que no ocurrió, porque lograron destruir a tiempo al “adefesio”, como varios de ellos calificaron a la criatura.

¿Quién es culpable entonces?

¿Las religiones que nos aseguran que Dios existe? ¿Los gobiernos que basan su economía y sus destinos en un Dios que nadie a visto? ¿El Diablo que se reveló contra Dios? ¿Dios, que no destruyó a tiempo al Diablo? ¿El líder de la secta que manipuló a sus seguidores? ¿o los seguidores que se dejaron manipular? ¿o Nosotros como sociedad, como familias, como amigos, como cercanos, que no hemos sido capaces de llenar esos vacíos en nuestros seres queridos, vacíos que quizás indirectamente los llevan a buscar llenarlos en este tipo de organizaciones? sea como sea, tampoco hay que olvidar que si “Dios” existe, nos creó con libre albedrío, por lo tanto somos si o sí, responsables de nuestros propios actos.

Francisco Ovalle, Periodista Radio Bío Bío de Valparaíso.