En un ambiente informativo abrumadoramente saturado de muerte, destrucción y sufrimiento, las noticias sobre el atentado en la maratón de Boston provocaron mas curiosidad que horror en el resto del mundo.

Como señalaba el viernes el columnista norteamericano Brett Arends, en la ciudad de Boston cada día normalmente mueren 5 ó 6 personas por hechos violentos, Y en Estados Unidos, cada año mueren 120 mil personas por los mismos motivos.

Cada año son 15 mil las personas que perecen por disparos de armas de fuego en situaciones de suicidio, o bien por criminales o por la policía, y eso nos da un saldo de 370 muertes violentas en un día típico en Estados Unidos, en relación sólo a los decesos de estadounidenses. Las muertes violentas provocadas por los terroristas, incluyendo los drones asesinos que lanza el Gobierno de Barack Obama sobre otros países, en el oriente medio y en el África, pasa casi desapercibido.

En occidente quien siquiera conoce el nombre de uno de los once niñitos afganos entre 8 y 12 años, asesinados hace un par de semanas por un drone, que los mató porque el operador estadounidense a distancia se equivocó.

¿Se le ocurrió a alguien izar a media asta las banderas en memorias de esos niñitos? ¿Se emocionó Barack Obama ante la evidencia de sus cuerpecitos destrozados? No.

No se trata de trivializar la muerte de los tres inocentes de Boston, entre los cuales se cuentan también un niñito de 8 años que estaba esperando junto a la meta a su papá, ni tampoco los 176 heridos de las explosiones. Pero sí se trata de percibir por qué estas víctimas aparecen tanto más importantes que las otras víctimas.

¿Será porque este fue una especie de memorándum fatídico de que el terrorismo sigue siendo capaz de entrar al territorio de Estados Unidos? ¿Será porque demuestra que tras 12 años de régimen policial en Estados Unidos el peligro sigue siendo “terrorífico”? Como fuere, este atentado en Boston se produjo en un momento especial para Estados Unidos y posiblemente para el resto del mundo.

Escucha la crónica completa de Ruperto Concha a continuación: