El nombramiento de Carolina Schmidt como ministra de Educación podría tomarse como una decisión que va contra toda lógica. Esto en el entendido que, entre los argumentos que se daban para sostener a Harald Beyer, se mencionaba que el ahora ex secretario de Estado era un experto en la materia. Por ello, en primera instancia, se podía pensar que un especialista podía ser su sucesor.
Por otra parte, se pensaba también que un personaje de vasta trayectoria política podía ser capaz de enfrentar una de las carteras que reviste mayor dificultad.
Sin embargo la designación de quien hasta hoy encabezaba el Servicio Nacional de la Mujer, quien no sería una especialista en Educación, destruye la misma argumentación con la que se defendía a Beyer. Además, por lo que se conoce, su trayectoria política es nula, lo que podría pasarle la cuenta en su alta aprobación en lo que resta de gobierno.
Revisa el comentario de Tomás Mosciatti.