El Reino Unido se prepara para dar su último adiós este miércoles a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, en un funeral que tendrá más de 2.000 invitados que, como el legado de los 11 años de gobierno de la Dama de Hierro, divide profundamente a la población.
La emblemática catedral de San Pablo, en el centro de Londres, albergará este funeral ceremonial que, salvo el nombre y el vuelo rasante de aviones de la Royal Air Force (RAF) que la difunta no quería, tendrá todas las características de uno de Estado como el que honró a Winston Churchill en 1965.
Al igual que en aquella ocasión, la reina Isabel II, quien no suele a acudir a las despedidas de sus jefes de gobierno, hará una excepción y asistirá a la misa acompañada de su esposo, Felipe, duque de Edimburgo.
Los jefes del gobierno Benjamin Netanyahu de Israel, Stephen Harper de Canadá, Mario Monti de Italia, Donald Tusk de Polonia y Sabah Al Ahmad Al Sabah de Kuwait confirmaron también su presencia en Londres para rendir tributo a Margaret Thatcher, que falleció el pasado 8 de abril a los 87 años de edad, con otras figuras británicas de la política y del espectáculo.
Por expreso deseo de la difunta, inquilina de Downing Street de 1979 a 1990, las fuerzas armadas tendrán un papel destacado en la ceremonia.
Está prevista la participación de más de 700 militares, muchos de ellos representantes de los regimientos que combatieron en la guerra de las Malvinas contra Argentina en 1982, el conflicto que salvó su carrera política y forjó su reputación de “Dama de Hierro”.
La ceremonia religiosa, cerrada al público, será retransmitida en directo por televisión, pero los británicos, polarizados sobre la ex primera ministra incluso después de muerta, podrán asistir en la calle a los 1,9 kilómetros de procesión del féretro, en medio de un férreo dispositivo de seguridad para evitar incidentes.
El costo del funeral de Thatcher, estimado por los medios en hasta 10 millones de libras (15,3 millones de dólares), ha provocado numerosas críticas, aunque el gobierno ha calificado esa cifra de “fantasiosa”.
“Será un homenaje merecido a una gran primera ministra”, afirmó el actual jefe de gobierno conservador, David Cameron, considerado un heredero político de Thatcher y acusado de utilizar su deceso con fines políticos.
El coste del funeral será sufragado en parte por la familia de Thatcher, que tenía dos hijos, los gemelos Mark y Carol, y el resto por fondos públicos, en un momento en que los británicos están sometidos a un severo plan de austeridad.
Hasta el obispo de Grantham, la ciudad de origen de Thatcher, en el este de Inglaterra, tildó la elevada suma de “error” que sólo servía para “buscar problemas”.
Según un sondeo publicado el domingo en el Independent on Sunday, el 60% de los británicos se oponen a que el contribuyente deba pagar la factura del funeral, prácticamente el mismo porcentaje que considera que Thatcher fue la primera ministra que más dividió de todos los que recuerdan en el cargo.
Varios centenares de opositores a Thatcher, entre ellos numerosos militantes izquierdistas mayoritariamente jóvenes, pero también exmineros que sufrieron en propia carne las radicales políticas de la Dama de Hierro, se congregaron en la céntrica plaza Trafalgar para protestar por su legado económico y social.
La policía estaba en pie de guerra, aunque en esa ocasión no se registraron incidentes de consideración, y lo volverá a estar nuevamente el miércoles para el funeral.
Muchos de ellos anunciaron ya que participarían en la protesta convocada por internet, que invita a los detractores de Thatcher a protestar dando la espalda al féretro durante el funeral.
La policía ha anunciado que “velará” por el respeto del derecho a manifestar, y a través de una de sus portavoces, la comisaria Christine Jones, prometió “buscar un equilibrio” entre los manifestantes y los que quieren rendir homenaje a la controvertida ex primera ministra.