El Gobierno checo prohibió el jueves, presionado por Bruselas, las exportaciones de alcoholes de más de 20 grados producidos en el país, tras la ola de intoxicaciones con alcohol adulterado que ha dejado 23 muertos.

El Gobierno “prohíbe la distribución de bebidas con más de 20 grados de alcohol y exportarlas”, declaró a la prensa Leos Heger, ministro checo de Salud.

La Comisión Europea había amenazado con prohibir durante dos meses las exportaciones de alcoholes checos, indicó el primer ministro, Petr Necas.

“Es más ventajoso para la República Checa imponer y levantar ella misma la barrera de la exportación”, declaró Necas a la prensa tras una reunión extraordinaria de su gabinete.

El viernes de la semana pasada fue prohibida la venta en todo el país de alcoholes de más de 20 grados, una primicia en este país de 10,5 millones de habitantes.

La prohibición de la venta de bebidas con más de un 20% de alcohol afecta severamente a destiladores y dueños de restaurantes de la República Checa.

Las arcas del Estado también registran pérdidas enormes al no recaudar la tasa del consumo, estimadas en unos 130 millones de coronas semanales (5,2 millones de euros).

El Gobierno checo aprobó el miércoles medidas de cara a levantar las próximas semanas la prohibición de venta de licores fuertes decretada el viernes anterior.

El jefe de gobierno anunció asimismo la inminente introducción de que llamó “certificado de nacimiento” de cada botella de espirituoso, que haría posible la trazabilidad de su producción.

Una oleada sin precedentes de intoxicaciones por alcohol adulterado que afectó al noreste y este del país causó al menos 23 muertos a principios de septiembre.