El primer ministro chino Wen Jiabao pidió este jueves a Europa levantar el embargo a China sobre las ventas de armas y otorgarle el estatuto de economía de mercado, al iniciar la 15ª cumbre UE-China con los asuntos diplomáticos más ríspidos de una cargada agenda.
“Francamente, lamento profundamente el mantenimiento del embargo sobre la venta de armas”, dijo Wen ante el presidente de la Unión Europea (UE), Herman Van Rompuy, y el presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, al inicio de la reunión dominada por el temor de un contagio mundial de la crisis de la deuda europea.
El embargo sobre la venta de armas fue impuesto contra Pekín tras la sangrienta represión de las manifestaciones prodemocráticas de la plaza Tiananmen de Pekín en junio de 1989.
El jefe de gobierno chino también lamentó que los europeos no reconozcan a su país como una “economía de mercado”, un estatuto con el que la segunda potencia económica mundial podría eliminar algunas de las barreras comerciales que se le imponen por competencia desleal (“dumping”).
Según el reglamento de la Organización Mundial de Comercio (OMC), en la que China ingresó en 2001, el país asiático debería recibir el estatus completo de economía de mercado en 2016.
Pero Bruselas ha aumentado los aranceles contra algunos productos fabricados en China, tras acusarla de venderlos por debajo de su precio de mercado.
La cumbre anual entre la Unión Europea y China se realiza en un contexto de alta tensión, con la esperanza de los europeos de que Pekín les ayude a salir de una prolongada crisis de deuda, pocas semanas antes de la llegada al poder de una nueva generación de dirigentes en el país comunista.
La cumbre “llega en un momento importante tanto para Europa como para China, en un periodo de desaceleración económica mundial y en un contexto internacional cada vez más difícil”, según un comunicado de la UE.
La UE renunció a celebrar una rueda de prensa conjunta al término de la cumbre, como solía ser habitual, aduciendo que no se había podido llegar a un acuerdo con China sobre las condiciones.
La UE es el primer destino de las exportaciones chinas y el segundo proveedor de China tras Japón. China es también el segundo socio comercial de la Unión, por detrás de Estados Unidos.
Sin embargo, la cumbre ocurre en un contexto de ralentización global de la economía, que incluye a China, debido a la caída de las exportaciones, afectadas por una menor demanda en la Unión Europea.
“Esta relación se debilita”, dice Jonathan Holslag, del Instituto de Estudios sobre la China Contemporánea de Bruselas (BICCS).
Las exportaciones chinas a la UE han caído 4,9% este año en el periodo enero-agosto, mientras que las importaciones procedentes de la UE crecieron 3,1%, según las aduanas chinas.
Las exportaciones chinas a Italia cayeron 26%, a Francia 9,6% y a Alemania 7,9%.
En este contexto, los chinos van a ser reticentes a reducir las subvenciones a sus exportaciones, que se elevaron a 71.000 millones de euros en el primer semestre, según el BICCS.
El mes pasado, Wen Jiabao mostró su buena voluntad ante la canciller alemana, Angela Merkel, al asegurar que pese a la “grave preocupación” sobre Europa, Pekín va a seguir comprando deuda pública de los países de la UE aunque va a “evaluar plenamente los riesgos”.
Los europeos esperan que los chinos utilicen sus colosales reservas en divisas, evaluadas en más de 3.100 millones de dólares.
Sin embargo, no se adoptará “ninguna decisión” sobre nuevas compras de deuda o sobre una participación china en el fondo de ayuda de la zona euro antes de la cumbre de los días 18 y 19 de octubre, “que determinará entre otras el destino de Grecia”, según Holslag.
Un diferendo sobre la energía solar también amenaza con enturbiar esta cumbre, luego de que la UE iniciara una investigación anti-dumping a los fabricantes chinos de paneles fotovoltaicos.