La organización internacional de conservación marina Oceana, valoró el reciente fallo de la Corte Suprema contra la construcción de la Central Termoeléctrica Castilla en la Región de Atacama.

La decisión ratifica la sentencia que la Corte de Apelaciones de Antofagasta entregó en marzo de este año, anulando la calificación ambiental del proyecto en respuesta al recurso de protección que había interpuesto la comunidad de Totoral.

“Este es un triunfo de la dignidad de un pueblo por sobre el poder de un grupo económico que pensó que con malas prácticas podía aprobar un proyecto que en nada beneficia a la comunidad local y al país. Chile tiene alternativas limpias para producir energías y tenemos una oportunidad para hacer los cambios políticos necesario para aprovecharlos”, dijo al respecto Alex Muñoz, director ejecutivo de Oceana.

En marzo de 2011, luego de que la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región de Atacama aprobara el proyecto Central Termoeléctrica Castilla, la comunidad de Totoral junto a organizaciones de la sociedad civil, interpusieron un recurso de protección solicitando que se anulara la calificación ambiental del proyecto.

En marzo de este año la Corte de Apelaciones de Antofagasta falló unánimemente a favor de Totoral, con lo cual el Servicio de Evaluación Ambiental debía revocar el permiso ambiental. Sin embargo, la empresa dueña del proyecto y el Consejo de Defensa del Estado apelaron a la Corte Suprema en abril de 2012.

La construcción de la Central Termoeléctrica Castilla (2100 MW) se proyectaba en el sector de Punta Cachos, a 80 kilómetros al sur-oeste de Copiapó. La central pretendía estar emplazada a pocos kilómetros de zonas de gran biodiversidad, donde se registran poblaciones de pingüinos Humboldt, Guanay y otras aves propias del sector, además una de las pocas praderas de pasto marino que existen en Chile.

En el lugar también destaca la presencia de una colonia de tortugas, cuya población se hubiera visto gravemente afectada por el aumento de la temperatura provocada por el agua caliente que hubiese vertido la central, pues ésta hubiese hecho disminuir los moluscos, crustáceos, medusas, algas y pasto marino de los cuales las tortugas se alimentan.

“Es un hecho que las termoeléctricas a carbón van a enfrentar cada vez mayor oposición y dificultades para aprobarse, debido a los grandes perjuicios ambientales, sociales y económicos que conllevan. Debemos buscar alternativas más armónicas con el entorno y las comunidades como, las plantas eólicas, solares y geotérmicas. Todas ellas están al alcance de un país como Chile”, agregó Muñoz.

Oceana ha alertado los efectos negativos que tiene la emisión de grandes cantidades de CO2 y polvo de carbón a la atmósfera, así como también la elevación de la temperatura del mar, producto de las descargas de las centrales termoeléctricas. Todo ello altera el funcionamiento normal de los ecosistemas marinos, provocando desequilibrios que amenazan la conservación de la biodiversidad y los diversos recursos del mar que sirven de sustento a las comunidades locales.