A un mes de la cumbre Rio+20, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, vetó parcialmente el código forestal, que según los ecologistas amenazaba con provocar una ola de deforestación en la Amazonía, informó el viernes el abogado general del Estado, Luis Inacio Adams.

“La presidenta de la República se decidió por la realización de diversos vetos y modificaciones al proyecto de ley que trata el código forestal”, dijo Adams en rueda de prensa en el palacio presidencial.

La ministra de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, informó que con el veto el gobierno buscó impedir la amnistía a quienes deforestaron ilegalmente en el pasado, preservar a los pequeños propietarios, responsabilizar a los productores por la preservación ambiental y no reducir las áreas protegidas de la Amazonía y otros ecosistemas del país.

Los 12 vetos puntuales y 31 modificaciones aprobados por Rousseff serán publicados el lunes en el diario oficial, como una medida especial del Ejecutivo que entra en vigor inmediatamente, aunque tendrá que ser refrendada luego por el Congreso.

“No permitir la reducción de la protección (de la Amazonía y otros ecosistemas del país) ni nada que amnistíe la deforestación”, fueron las razones que justifican el veto parcial, dijo Teixeira.

El Código forestal, aprobado hace un mes por el Congreso, donde predomina un fuerte lobby agropecuario, define qué parte de bosque tienen que preservar los productores dueños de tierras en la Amazonía y otras grandes ecosistemas.

La reforma enfrenta dos caras de Brasil: la del gigante productor y exportador agropecuario cuyos cultivos ocupan el 27,7% del territorio, y la potencia ambiental con 60% de bosques, que consiguió reducir la deforestación amazónica de 27.000 km2 en 2004 a poco más de 6.000 km2 en 2011.