La larga disputa para albergar la sede de un gigantesco radiotelescopio que permitirá urgar en los confines del Universo finalizó este viernes con la decisión salomónica de dividir el proyecto en dos e instalar bases en Australia y Sudáfrica.

“Nos hemos decidido por una solución de dos bases”, dijo John Womersley, director del proyecto Square Kilometre Array (SKA, o Matriz de un kilómetro cuadrado), durante una conferencia de prensa en Holanda, después de una reunión de los máximos responsables de esa entidad.

Sudáfrica y Australia lucharon ferozmente para recibir el innovador proyecto, considerado un gigante revolucionario con una potencia 50 veces mayor que los actuales radiotelescopios. Nueva Zelanda participa en el proyecto junto con Australia.

Concebido hace dos décadas, el proyecto SKA posee un tamaño sin igual y representa un nuevo nivel en la tecnología para esos fines, al utilizar una verdadera floresta de antenas para captar señales de radio provenientes de fenómenos cósmicos que no pueden ser detectados por telescopios ópticos.

Entre sus objetivos se incluyen estrellas que parpadean al nacer o estallan a su muerte, agujeros negros, la misteriosa “energía oscura” y restos de eventos ocurridos en el amanecer del Universo, hace unos 14.000 millones de años.

“Hoy estamos más cerca de alcanzar el objetivo de construir el SKA”, dijo Womersley en una conferencia de prensa.

“Este paso enormemente importante para el proyecto nos permite progresar en el diseño y preparar la fase de construcción del telescopio. El SKA transformará nuestra forma de ver el Universo. Con él, veremos hasta momentos después del Big Bang y descubrir partes aún desconocidas del Cosmos”, dijo.

El proyecto original considera la conexión de unas 3.000 antenas, ordenadas en grupos a lo largo de cinco brazos en espiral que se van alejando gradualmente del centro de la matriz.

Juntas, las antenas cubrirían un espacio de un kilómetro cuadrado, aumentando en 50 veces la sensibilidad con relación a los actuales radiotelescopios.

La construcción del SKA requiere un poder de computación también sin precedentes, ya que el procesamiento de todos los datos capturados requeriría la capacidad equivalente a 100 millones de las actuales computadoras personales.

La idea original del SKA surgió en 1991 pero el proyecto tardó en crecer ante problemas relacionados al lugar para su instalación y las preocupaciones sobre el presupuesto.

Con la decisión adoptada este viernes, resta ahora definir de qué forma las estructuras de Sudáfrica y Australia se entrelazarán.

“Las oficinas de la Organización SKA ahora se dedicarán a un proceso de definiciones para aclarar la implementación”, dijo Womersley. Este estudio deberá consumir un período de unos seis meses.

Con sede en Manchester, en el Reino Unido, la Organización SKA es una asociación de 67 entidades de 20 países. Ocho países son miembros plenos del consorcio, incluyendo Australia y Sudáfrica.

Estos dos países candidatos fueron excluidos de la discusión del viernes para decidir la base del proyecto. Las discusiones se centraron en la calidad de la infraestructura, “el ambiente político” y si los sitios estaban suficientemente limpios de polución de ondas de radio.

Cuando los planes se referían a una base única, el proyecto incluía una previsión de finalizar la primera fase en 2019, para que se torne operacional en 2020. La segunda y decisiva fase estaría completa en 2024.

De acuerdo con la entidad, el costo total del proyecto será de unos 1.500 millones de euros, equivalentes a unos 1.870 millones de dólares.