Alfredo Fuentes, gerente general de Diebold Bitelco Chile, confirmó que su empresa traerá al país el sistema de alerta de tsunamis J-ALERT, desarrollado por la firma japonesa TOA, con el objeto de ofrecer una solución integral en el corto plazo, para enfrentar alertas de terremotos y tsunamis.

Explicó que el sistema permitirá emitir mensajes acústicos simultáneos en todo Chile, resguardando la seguridad de la población. La voz de alerta se escuchará con nitidez en toda la costa y en una franja de dos kilómetros de ancho, desde la orilla de nuestras playas.

La plataforma que llegará a Chile durante el presente año, según proyecta la empresa Diebold, fue testeada en algunas ciudades de la costa noreste de Japón, durante el terremoto del 11 de marzo de 2011.

Para Alfredo Fuentes, “este es un sistema de notificación masiva destinada a la prevención y reducción de desastres (naturales, militares o terroristas) a través de información suministrada en forma acústica antes, durante y después del evento”.

Acelerar los tiempos de evacuación

Lanzado en febrero de 2007 en Japón, la herramienta fue desarrollada con el objetivo de acelerar los tiempos de evacuación en caso de un tsunami de elevada magnitud.

Según los especialistas nipones, “ gracias a esta plataforma la información puede arribar a las autoridades en apenas un segundo y a la comunidad, llega entre cuatro y veinte segundos, mediante una alarma audible en un perímetro de tres kilómetros.

“El gran problema de los proyectos de seguridad que se han implementado en varios lugares del mundo es que cuando ocurra un maremoto todo lo que esté instalado en el borde costero se caerá. Erróneamente, las soluciones tradicionales que están enfocadas a resolver el problema del borde costero es que se montan precisamente en el borde costero, que es lo primero que se destruirá”, afirma Alfredo Fuentes, gerente general de Diebold-Bitelco Chile.

Por el contrario, añade el alto ejecutivo, “esta tecnología permite resolver el tema de la comunicación con voz, antes, durante y después de la catástrofe, lo que es un gran avance, ya que la solución permite la instalación de los equipos en una zona segura, alejada del sitio de mayor criticidad”.

La plataforma, gracias a su sistema de envío de alertas masivas a larga distancia, puede ubicarse en estructuras alejadas del borde costero, asegurando la continuidad operativa y que la población ubicada en las zonas de riesgo sepa lo que ocurre.

“El objetivo es que, cuando todo está en el piso, esto siga funcionando. La solución garantiza funcionamiento e inteligibilidad en el mensaje”. Para que la herramienta pueda operar debe ubicarse en un edificio alejado de la zona costera, a diferencia de los sistemas de parlantes que, en Japón, antes de esta innovación tecnológica, cayeron ante los primeros embates de las olas.

Pese a su distancia de las zonas de riesgo, las señales son enviadas en forma lineal, generando el mismo efecto que ocurre en un recital: las ondas audibles se proyectan de manera tal que puedan llegar con la misma intensidad al oído de las personas en un perímetro de hasta tres kilómetros.

“La solución J-Alert está especialmente diseñada para que la cobertura del mensaje de difusión abarque un gran radio, permitiendo que el mensaje transmitido por estos audio parlantes se entienda claramente tanto para personas que están a 20 metros como para los que están a 1 kilometro, por ejemplo. El objetivo es asegurar que todos los ciudadanos cercanos a la potencial zona de desastre sean advertidos y tengan tiempo para evacuar”, precisa el representante de Diebold Bitelco, quien remarca que la solución aplica tanto para desastres naturales como tsunamis, erupciones volcánicas, inundaciones o tormentas de viento (entre otras), como para eventos terroristas o acontecimientos bélicos.

Lecciones de terremoto

El sistema se encuentra instalado en el 36% de las prefecturas niponas, tras una recomendación formulada por el Gobierno local, que lo adoptó como su servicio oficial anti desastres. Desde el 11M, el proceso de instalación del servicio se aceleró, y se espera que en los próximos cinco años todas las regiones puedan contar con éste.

Ciudades como Kyoto, Tokio y Fukushima contaron con esta alerta al momento de la emergencia, a diferencia de urbes con sistemas de bocinas y parlantes, cuyas estructuras resultaron colapsadas por el movimiento telúrico, la falta de energía o el impacto del agua.

Los altoparlantes de exterior, por ejemplo, fueron derribados, mientras que las plataformas vía wireless se vieron afectadas por la falta de energía. Esto ocurrió en áreas como Kesennuma, una de las con mayor cantidad de víctimas a causa del sismo, donde dos mil de sus 74 mil habitantes perdieron la vida.

Otra de las ventajas de este sistema es resguardar la vida de las personas encargadas de dar la alerta, un aspecto logístico que incluso en Japón fue soslayado.

Un ejemplo de lo anterior es lo que ocurrió en la ciudad de Minamisanriku, Japón. Una autoridad de la oficina de prevención de desastres fue arrastrada por las olas mientras operaba el sistema de altoparlantes instalado en ese momento, un sistema que obligaba a ser operado manualmente, lo que no le dio tiempo a esta persona para evacuar.

Por el contrario, en la solución J-Alert, la última operación humana es la acción de un botón de emergencia que activa el sistema que ya ha sido programado y da inicio a la difusión de los mensajes para evacuación de la población a sitios seguros.

A través de esta plataforma, el mensaje de alerta funciona de forma automatizada, repitiendo una información grabada, incluso, en diversos idiomas, en zonas donde residen comunidades extranjeras o existe alto flujo de turistas. En Japón, de hecho, operó en coreano, chino y portugués.