Japón registró un déficit comercial récord de unos 42.000 millones de euros (54.200 millones de dólares) en el periodo de abril de 2011 a marzo de 2012, debido al aumento de la factura energética y a la reducción de las exportaciones, en un año marcado por la catástrofe de Fukushima tras el sismo y el tsunami del 11 de marzo de 2011.

Es la primera vez que la tercera economía mundial registra cifras tan negativas desde 1979, año en el que comenzaron a contabilizarse los datos de esta manera.

Los analistas estiman que Japón tendrá dificultades para renovar su legendaria potencia comercial, pese a que puede contar con la creciente demanda de los países emergentes y quizá con una recuperación de la actividad en Estados Unidos para mejorar las cifras en los ejercicios venideros.

Durante los doce meses considerados, las importaciones de Japón aumentaron un 11,6% respecto al año precedente, a 69,692 billones de yenes (658.000 millones de euros).

Estas cifras fueron la consecuencia de la subida de la factura de las compras de crudo, productos petroleros y gas natural licuado, carburantes necesarios para hacer funcionar las centrales térmicas y compensar la ausencia de electricidad de origen nuclear por la parada de la mayoría de los reactores del país, decretada tras el accidente de la central nuclear de Fukushima.

Al mismo tiempo las exportaciones bajaron, en un 3,7% interanual, a 65,2812 billones de yenes (616.000 millones de euros), debido a una caída del 14,7% de las ventas al extranjero de semiconductores y otros componentes electrónicos, así como de un retroceso de las entregas de coches, productos audiovisuales, papeles, metales y materias plásticas.

Pese a que la máquina industrial nipona se ha vuelto a poner en marcha, “Japón aún no ha mostrado un arranque real de las exportaciones”, aseguró Mari Iwashita, economista de Nikko Securities.

La balanza comercial japonesa no era deficitaria desde el ejercicio entre abril de 2008 y marzo de 2009, afectada entonces por la crisis financiera internacional que provocó una drástica caída de las exportaciones.

Los dos sectores que lideran generalmente las exportaciones (electrónico y automotriz) sufrieron las repercusiones de las catástrofes naturales sobre el aparato industrial, que permaneció un tiempo inactivo, y los vaivenes económicos en Estados Unidos y Europa, sumida en la crisis de la deuda de varios de sus miembros.

La catástrofe natural de 11 de marzo de 2011, en la que murieron 19.000 personas, no sólo provocó la destrucción de fábricas y la desorganización de los circuitos logísticos, sino también un descenso de los pedidos procedentes del extranjero.

El excedente comercial de Japón con respecto a Estados Unidos se estabilizó en ese año, pero cayó a la mitad en Asia, Europa o Sudamérica y se disparó con respecto a Oriente Medio, por la compra de petróleo, y con respecto a Australia y Nueva Zelanda, por las importaciones de gas.

A la mala coyuntura se une la apreciación constante del yen desde hace un año y medio, lo que perjudica la competitividad de los productos “Made in Japan” en el exterior.

Estas malas estadísticas aumentarán las presiones sobre el Banco de Japón para que tome medidas con el fin de reforzar la economía del archipiélago.