A partir del 1 de julio próximo, los europeos tendrán tarifas más bajas cuando utilicen sus teléfonos móviles en el extranjero.

Tras unas negociaciones entre el Parlamento Europeo, la Comisión y los Estados de la UE, se alcanzó un acuerdo para limitar las facturas de roaming, es decir, el sobrecoste que los operadores aplican por el uso de un teléfono móvil en el extranjero.

Ese sobrecoste puede ser considerable en el caso de los smartphones, que se conectan a internet de forma casi permanente.

A partir del 1 de julio de 2012, y de forma progresiva en 2013 y 2014, disminuirán los topes de las tarifas aplicadas por los operadores a los usuarios europeos que emplean sus teléfonos móviles en cualquier lugar del mundo.

Así, para una llamada hecha desde un teléfono móvil cuando el usuario está en el extranjero, el precio máximo será de 29 céntimos de euro el minuto (sin incluir tasas) a partir del 1 de julio, frente a 35 céntimos actualmente. La tarifa máxima pasará a 24 céntimos el 1 de julio de 2013 y a 19 céntimos el 1 de julio de 2014.

Para una llamada recibida, el precio máximo pasará de los 11 céntimos por minuto actuales a 9 céntimos el 1 de julio. Ese tope será rebajado a 6 céntimos en 2014. Los SMS pasarán progresivamente de 11 a 6 céntimos.

Por último, para la transmisión de datos, la tarifa, que actualmente no tiene tope, estará limitada a 70 céntimos por megabyte el 1 de julio, y a 20 céntimos en 2014.

Por otro lado, a partir de julio de 2014, los consumidores podrán comprar por separado fórmulas específicas para sus comunicaciones en el extranjero, eventualmente a un operador diferente del suyo pero conservando el mismo número de teléfono.