Es el empleo preciso para ti. Tienes las habilidades y los conocimientos. La empresa te agrada. El personal parece simpático. Entonces… ¿por qué no te contrataron a ti sino al idiota que estaba a tu lado? La respuesta suele ser la misma: no pasaste la entrevista.

El momento de entrevistar al candidato a un trabajo es probablemente el momento más crítico en la vida laboral de una persona. No se trata sólo de tu currículum, sino de lo que tú representas y lo que puedes aportar como persona a un grupo humano.

“Las entrevistas son audiciones para un trabajo. El empleador no quiere contratar una lista de destrezas y de logros: quiere contratar a la persona completa, incluyendo su personalidad, su pensamiento crítico y sus capacidades creativas. La impresión que ofrezcas durante una entrevista, independiente de cuán competitivo sea el mercado, siempre será el factor más determinante a la hora de contratarte o no”, explica a Forbes la vicepresidenta de recursos humanos de CareerBuilder, Rosemary Haefner.

Y si bien es difícil decirte qué debes hacer durante una entrevista -ya que dejarías de ser tú mismo- sí podemos explicarte lo que NO debes hacer, en base a un sondeo entre 3.000 directores de recursos humanos realizado por este portal especializado en trabajos, a fines de 2011.

Consultados respecto de cuáles son los errores más frecuentes que ven durante una entrevista de trabajo, los ejecutivos señalaron:

- Un 77%: responder una llamada telefónica o enviar un mensaje de texto durante la entrevista.

- Un 75%: que un postulante no se muestre interesado por el cargo al que aspira.

- Asistir a la entrevista vestido de forma inapropiada.

- Mantener una actitud arrogante.

- Mascar chicle.

- Hablar negativamente de su actual o anterior empleador.

Sobre este último punto, Haefner es enfática: “Este es un error del que muchos aspirantes a un empleo muchas veces ni siquiera se dan cuenta. Puede que las críticas y frustraciones del postulante sean totalmente justificadas, pero lo más probable es que el posible empleador lo vea como una actitud poco profesional, malagradecida o incluso una señal de que a la persona le cuesta construir relaciones positivas con sus colegas”.

La Vicepresidenta también destacó entre los errores mencionados el de un postulante que llegó a la entrevista con un libro de autoayuda sobre “Cómo presentarse a una entrevista de trabajo” bajo el brazo; el de un postulante que mencionó la puntualidad como una de sus fortalezas pese a llegar 10 minutos tarde a la cita; o el de una mujer que confesó no estar segura si -por el trabajo que le estaban ofreciendo- valía la pena encender su auto cada mañana.

Para Haefner, lo más importante es realizar un repaso mental o incluso practicar tu entrevista, y mostrarse confiado sin caer en una actitud soberbia.

“Haz lo que sea preciso para mostrarte tranquilo y enfocado. Por ejemplo, practica algunas horas antes de la entrevista, asegúrate de haber comido y no tener actitudes de nerviosismo. Ponte en marcha temprano para evitar cualquier posibilidad de llegar tarde o apurado y, cuando estés allí, deja que sean tu personalidad, profesionalismo y habilidades las que hablen por ti”, sentenció.