En nuestra ajetreada vida muchas veces nos olvidamos de comer en forma saludable e ingerimos lo más rápido o lo que tenemos más a mano. Otras veces, por aburrimiento, consigues alguna golosina para acompañarte mientras ves televisión o estás en el computador.

Sin embargo, es probable que no te detengas a analizar que tan bien te estás alimentando y si es necesario hacerle una revisión e incluso un cambio radical a tu dieta.

Si tu idea es mantener la línea o bajar algunos kilos te invitamos a preguntarte estas 4 cosas antes de comer un bocadillo poco saludable. [Vía FitSugar]:

1. ¿Realmente tengo hambre?

Parece una pregunta tonta, porque por algo estás comiendo. Sin embargo, muchas veces recurrimos a la comida por aburrimiento, depresión, ansiedad, felicidad, placer o simplemente porque tuviste la oportunidad de probar algo. Asegúrate de tener apetito de verdad antes de ingerir calorías innecesarias.

2. ¿Este alimento llena un espacio de mi dieta?

Nosotros comemos para vivir y eso significa que los alimentos son necesarios para que nuestros órganos obtengan las vitaminas y los nutrientes que requieren para su correcto funcionamiento.

Además de ser saludable, la dieta diaria también debe ser equilibrada. Piensa en cada merienda como un pedazo de tu rompecabezas diario de alimentos y una oportunidad para tomar algo que a tu cuerpo realmente le está faltando.

3. ¿Es ésta la porción correcta?

Dependiendo de tu peso, y tus objetivos con respecto a éste, procura que los bocadillos o snacks que consumes no tengan más de 150 calorías, el desayuno contenga entre 300 y 500 calorías, el almuerzo entre 400 y 600 calorías, y la cena alrededor de 400 a 600.

4. ¿Hay alguna alternativa sana de este alimento?

No siempre podemos elegir la alternativa más saludable y, otras veces simplemente no queremos cuando se trata de alimentos que nos provocan placer. Lo cierto es que la mayoría de tus comidas y refrigerios pueden tener una opción más saludable. Busca la forma fácil de reducir el consumo de calorías, grasa, sodio, colesterol y azúcares. Por ejemplo en lugar de yogur común, prefiere el griego; o en vez de cereal azucarado, elige el de fibra.