El presidente ruso, Dimitri Medvedev, ofrecerá este jueves a la Eurozona una ayuda de 20.000 millones de dólares para enfrentar la crisis de la deuda, durante una cumbre entre Rusia y la Unión Europea (UE).

Otros temas polémicos, entre ellos las elecciones legislativas rusas, además de las diferencias de opiniones con respecto a las medidas a tomar frente al programa nuclear de Irán o la represión por parte del gobierno sirio, quedarán relegadas a un segundo lugar durante la cumbre semestral entre los polos, la última en la que participará Medvedev.

Los europeos han pedido la ayuda de Rusia y otros países emergentes desbordantes de divisas para socorrer a los países más amenazados por la crisis de la deuda, como España e Italia, a través del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Durante la reunión que se inicia cerca del mediodía con los presidentes del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, Medvedev ofrecerá una ayuda de hasta 20.000 millones de dólares, indicó Arkadi Dvorkovich, asesor del mandatario ruso para asuntos económicos.

Moscú ya confirmó su voluntad de desbloquear en una primera etapa 10.000 millones de dólares. Es una “contribución mínima”, precisó Dvorkovich.

“Estamos dispuestos a desbloquear 10.000 millones de dólares adicionales” a condición de que la Eurozona alcance su objetivo inicial de darle al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) una potencia de fuego de hasta 1 billón de euros, explicó.

Rusia tiene gran interés en que la crisis llegue a su fin por ser el tercer socio comercial del bloque de los Veintisiete, con intercambios comerciales que alcanzaron un 27% en los primeros nueve meses de 2011.

Otros temas como los resultados de las elecciones legislativas en Rusia también están previstos en la agenda. La pasada semana, la jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, exhortó a Moscú a actuar tras un informe de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que concluyó que el resultado de las elecciones que ganó el partido Rusia Unida, del primer ministro Vladimir Putin y del presidente Medvedev, había sido fraudulento.

Medvedev rechazó las reivindicaciones de la oposición rusa, que exige nuevas elecciones legislativas, pero prometió investigar los fraudes denunciados, tras las manifestaciones sin precedentes que cuestionaron la victoria del partido gobernante.

Putin ya anunció su intención de retornar al Kremlin mediante las elecciones presidenciales del 4 de marzo próximo, y Medvedev hizo pública su decisión de no presentarse en esos comicios.

En el terreno diplomático, se esperan pocos avances sobre asuntos polémicos como Siria o el programa nuclear de Irán.

Rusia ha denunciado en varias ocasiones la injerencia “devastadora” de países extranjeros en Siria. Rusia, aliada de Siria, se niega a que el régimen de Bashar Al Asad sea condenado en la ONU por la sangrienta represión de un movimiento de protesta iniciado en marzo.

A diferencia de la UE, Moscú considera además que no tiene ningún sentido imponer más sanciones contra Irán por su programa nuclear y cree que el diálogo con Teherán es la única vía posible.