Este lunes comienza la cumbre por el cambio climático que se desarrollará en Durban, Sudáfrica, cuando faltan pocos meses para el 20º aniversario de la Cumbre de Río en 1992, cuando todos los países se dieron cuenta de la saturación de la atmósfera por determinados gases emitidos por las industrias, y que estaba produciendo un cambio en los climas de nuestro planeta.

La “Cumbre de la Tierra” del 92′ tuvo un importante impacto por la información sobre las catástrofes que se produjeron debido al calentamiento global, junto con evidencias que el problema se debía a gases de efecto invernadero. De esta conferencia surgió la necesidad de nuevas citas, como la de Berlín en 1995 y la de Kioto en 1997, que ha sido la más comprometida en la lucha contra el cambio climático.

De ahí surgió el protocolo de Kioto, donde los países industrializados se comprometieron a reducir sus emisiones de gases contaminantes, por el uso de energías limpias, pero no todas las naciones lograron cumplir cabalmente. Lo anterior, debido a una crisis económica que planteó un enfrentamiento entre los valores de la conservación de la vida del planeta ante los intereses para mantener el sistema económico neoliberal, marcado por la especulación financiera.

No se trata sólo del efecto invernadero, pues además se agrega los fenómenos por la desenfrenada codicia de las transnacionales que están alterando los equilibrios ecológicos de cada rincón del planeta.

La comunidad científica mundial, las bases sociales progresistas y la opinión pública, han coincidido que en Durban se vivirá un enfrentamiento contra el cambio climático y contra el sistema económico mundial.

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