Miles de manifestantes -islamistas y laicos – comenzaron a congregarse este viernes en la mañana en la plaza Tahrir de El Cairo para exigir que el ejército ceda rápidamente el poder a un gobierno civil.

Los islamistas egipcios, que convocaron la manifestación, cuentan protestar contra un proyecto de carta constitucional propuesto por las autoridades, estimando que esta prerrogativa corresponde al futuro Parlamento que debe ser constituido a partir de elecciones que comienzan el 28 de noviembre.

La manifestación, en la que participan tanto partidos islamistas como liberales y de izquierda, así como movimientos por la democracia que organizaron la revuelta de enero y febrero, debía comenzar al mediodía, después de la tradicional oración musulmana.

No obstante, ya en la mañana, miles de personas se habían congregado en la plaza Tahrir, lugar emblemático de la revuelta que provocó la caída del presidente Hosni Mubarak el 11 de febrero.

El llamado a manifestar fue hecho el miércoles por los Hermanos Musulmanes, después de la decisión del gobierno que administra el país bajo tutela del ejército, de continuar su proyecto de redacción de una “declaración de principios fundamentales de la Constitución”.

Esta carta, que en un principio fue reclamada por liberales y laicos, podría limitar el margen de acción de la comisión que deberá redactar la futura Constitución.

Los miembros de esta comisión deben ser elegidos por el próximo Parlamento, donde los islamistas, la fuerza opositora más estructurada en el país, esperan tener una importante presencia.

El proyecto del gobierno es tanto más criticado, cuanto que contiene cláusulas que privan al Parlamento del control del presupuesto del ejército y dejan a los militares poder de decisión sobre las leyes que les conciernen.

El ejército prometió devolver el poder a los civiles luego de la instalación del Parlamento, de la adopción de una nueva Constitución y de la elección de un nuevo presidente, pero todavía no hay fecha para esto último.

La movilización de este viernes se produce un día después de que fueron lanzadas piedras y botellas contra una manifestación de cientos de cristianos coptos en El Cairo.

La manifestación de los coptos tenía por objeto reclamar justicia por la muerte de 25 personas, principalmente fieles de esta comunidad, el 9 de octubre.