Las comunidades escolares de los establecimientos que se cerrarán en Concepción manifestaron su repudio a esta medida en las puertas de la Municipalidad penquista.

En la oportunidad se generó una confusa situación con gas lacrimógeno que afectó a niños y adultos que se encontraban en el lugar.

Gorritos, carteles, silbatos, cintillos, y al final de todo molestia, fue la marcha que realizaron los estudiantes, apoderados y profesores de la Escuela Ángel Gustavo Rojas, que según se estableció en el Plan Anual de Educación 2012 de Concepción deberá cerrar el próximo año.

Un establecimiento que teme a perder su identidad, su nombre y su proyecto educativo, expresó una vez más, enérgicamente, la vocera de los docentes, Cecilia Tapia, y ahora se oponen tajantemente a la medida.

Los apoderados que tuvieron reuniones en el municipio, apuntan a que una decisión de esta envergadura se tomó con un documento que los concejales conocieron íntegramente sólo un día antes, más aún con la trascendencia que tiene para los alumnos, muchos vulnerables de la Escuela Ángel Gustavo Rojas, señaló la vicepresidenta del centro de padres, Paulina Flores.

Llegados a la municipalidad con la marcha se encontraron con alumnos de la otra escuela que se cerrará: Luís David Cruz Ocampo, que también se oponen a dejar su escuela.

Pero el Padem ya está aprobado y el alcalde Patricio Kuhn, por su parte, confirmó que ambos establecimientos se cierran, asegurando que seguirán colaborando con las comunidades educativas.

Y mientras se realizaba una reunión entre autoridades municipales y representantes de estas escuelas, un confuso incidente se registró en el exterior de la municipalidad.

Donde había en su mayoría niños y adolescentes, con sus profesores y apoderados, un intenso olor a gas lacrimógeno generó problemas respiratorios e irritación, especialmente en los más pequeños.

Nadie entendía lo que pasaba, porque la manifestación estaba pacífica, sin interrumpir el tránsito, lo que no ameritaba un acción de esta naturaleza. Todos expresaron su molestia.

Más tarde, el comandante de Carabineros, Luís Humeres, explicó que todo se debió a una falla técnica del carro lanza agua que estaba estacionado en la calle Caupolicán.

Según específico Humeres, una válvula del sistema eléctrico del móvil falló en ese momento y comenzó a filtrar el líquido lacrimógeno que afectó a la población.

Así se desarrolló esta nueva manifestación, de las comunidades de las Escuelas Ángel Gustavo Rojas y Luís David Cruz Ocampo, que no sólo lamentan que se tengan que cerrar recintos educacionales por inviabilidad económica, sino que además anuncian una serie de actividades para oponerse activamente.