Cada vez que alguien desee recibir atención kinesiológica, debe ir al médico y desembolsar dinero extra.

Han pasado casi 50 años desde la promulgación del Decreto que regula la práctica de la Kinesiología en nuestro país y pese a que las mallas en las universidades han variado en el tiempo, se han ido abarcando más áreas de tratamiento, han habido avances científicos y tecnológicos, los conocimientos se han ido perfeccionando y adaptando a la realidad que hoy vivimos. El Decreto de Ley no ha variado en lo más mínimo.

El enfoque con el cual fue promulgado ha sido principalmente curativo y basado en la aplicación de protocolos y técnicas específicas para una patología y no para un paciente.

Bajo este modelo de atención, tratamos un segmento corporal o una patología, pero se deja de lado la resolución del problema por el cual el paciente visita al Kinesiólogo.

Con el tiempo, la acción de este profesional ha estado atada de manos por un marco regulatorio arcaico que no es adecuado a la actualidad en que nos vemos inmersos.

Cabe destacar que el Kinesiólogo es uno de los pocos profesionales de la salud, por no decir el único, que No realiza realmente un libre ejercicio de la profesión, que estudió por 5 años en la universidad.

Se está permanentemente sometido bajo una indicación médica, la cual en la mayoría de los casos se transforma en una orden para ejecutar procedimientos curativos, pareciendo más un Técnico que un Profesional.

Nuestro “ejercicio libre” en realidad de libre poco tiene, ya que por el arcaico marco regulatorio no se permite la atención de un paciente sin una interconsulta previa de parte del médico. Ante lo cual, el paciente debe desembolsar una suma de dinero extra para recibir un diagnóstico médico netamente enfocado y encasillado a una patología y a describir la sintomatología del paciente, sin tomar en cuenta el problema real de quien recurre a un especialista de la salud.

Pasando a otro plano, el Colegio de Kinesiólogos como asociación gremial no ha tenido dentro de sus políticas internas la modificación de este Decreto de Ley y la lucha por una atención kinesiológica sin el requirimiento de una interconsulta médica.

Debido a esto Alejandro Kock, gran referente del tema en el país, toma la cabeza del asunto junto con mi persona, y se pretende lograr la autonomía kinésica y despertar el decreto que está dormido en el Congreso.

Jonathan Barra Fuentes
Kinesiólogo, Lic. en Kinesiología