El gobierno del presidente Evo Morales aseguró este domingo que “no intervendrá” en una marcha de indígenas, que comenzó hace un mes desde la Amazonia hasta La Paz, que rechaza el paso de una carretera por un parque ecológico.

“Nunca hemos pensado intervenir la movilización indígena, de ninguna manera, nunca se ha discutido en el interior del gobierno esa posibilidad”, afirmó el ministro de la Presidencia, Carlos Romero, brazo derecho del presidente Morales, y quien se encarga de negociar con los nativos.

Los indígenas habían alertado días atrás que el poder Ejecutivo ha desplazado a centenares de policías para impedir que la marcha, que se encuentra a unos 330 km al noreste de La Paz, siga su curso hacia la Sede de gobierno.

Centenares de aborígenes se encuentran descansando en la zona de Limoncito, tras comenzar su caminata en la ciudad de Trinidad, a 600 km al noreste de La Paz. También están a unos 10 km del corte de rutas de campesinos oficialistas en el poblado de Yucumo, un punto de paso obligado a La Paz.

Romero dijo que aún hay intercambio de cartas entre el poder Ejecutivo y los dirigentes de los manifestantes para buscar un acuerdo, pues el gobierno insiste en la obra y propuso realizar una consulta indígena, en el marco del Convenio 169 de la OIT, mientras que los nativos rechazan la ruta.

“Todo está bien, todo está tranquilo”, dijo a la AFP Cástulo Sejas, vocero de la Central Indígena de Pueblos del Oriente Boliviano (Cidob), principal organización gremial que dirige la caminata de protesta.

Sejas dijo que la marcha se reiniciará, aunque no dijo cuándo, y también indicó que esperan cruzar Yucumo sin incidentes.

La obra vial de 300 km, que cruzaría el territorio indígena TIPNIS, en el centro del país, está en su primera fase de construcción, a cargo de la empresa brasileña OAS, con un costo total de 415 millones de dólares, principalmente con un crédito de Brasil.