No hubo milagro. Ni fallecidos cargando cajones. Chile no pudo con la mayor jerarquía de Italia, conjunto que, una vez más, se benefició con un resultado favorable en el court central del Estadio Nacional. La primera vez en 1976, cuando conquistó su hasta ahora única Copa Davis. La segunda, este sábado, estableciendo con la victoria de su doble el 3-0 irremontable y que le ha permitido comenzar a celebrar el retorno al Grupo Mundial de la Copa Davis.

Chile volverá a la zona Americana. Allí estuvo mucho tiempo entre los años 80 y 90. Después comenzaron a aparecer los “fenómenos”. Primero Marcelo Ríos, campeón mundial junior en 1993 y luego número 1 del mundo en 1998. Después y en este orden Nicolás Massú y Fernando González, casi entrelazados con la vigencia de Ríos. De la noche a la mañana, un país deportivo que solo sabía de tenis cuando se jugaba la Copa Davis comenzó a escuchar y a leer acerca de triunfos de sus jugadores en el exterior.

Ríos ganando aquí y allá; Massú y González protagonizando una final de chilenos en un torneo ATP en Orlando (Florida, Estados Unidos) en 2000 ante el asombro de todo el mundo. Más adelante, Nicolás ganando una final increíble sobre la arcilla del Buenos Aires Lawnn Tennis a Agustín Calleri en el ATP de la República Argentina. Y Atenas, con las medallas de oro en singles (Massú) y dobles (ambos) más la de bronce (Fernando González). Entre un juego olímpico y otro, triunfos en finales de ATP, final de González en el Abierto de Australia (2007). Y como corolario ante tanta gloria tenística una medalla más, esta vez de plata en los singles de Beijing (González perdiendo la final por el oro con Rafael Nadal)…

Mucho, demasiado, para un tenis chileno que disfrutó del milagro en la superficie pero sin base, sin fondo que lo mantuviera. Los jugadores (y/o sus representantes) convencieron a propios y extraños que ellos eran los mejores y que cada partido de Copa Davis en condición de locales les debía reportar las ganancias acordes al prestigio y nivel que ostentaban en el ranking de la ATP.

Pidieron cifras que ningún otro tenista de alto rendimiento percibe (ni Federer, ni Nadal, ni Del Potro o Nalbandian…) cuando juega Copa Davis por su país. Y se las dieron… El 70% de lo que quedara deducidos los gastos de producción fue a parar a sus cuentas corrientes. Y por jugar nada más…Sin exigencias de triunfos para percibir semejantes cifras.

Así le fue al tenis chileno. Hoy esas figuras están en declinación. Se han lesionado (ambos); se han operado (González, de la cadera); han bajado su nivel físico y tenístico (Massú)…Lo que se presumía, sucedió. Y detrás de ellos, nadie… Paul Capdeville y Jorge Aguilar son jugadores que pueden alternar como acompañantes en un equipo con pretensiones. Pero jamás convertirse en caudillos, en dueños de la situación. El juego de ambos abre las puertas de torneos challengers y alguna primera ronda de certámenes ATP. Ya son “grandes”, además…
¿Qué queda? Poco y nada. Una explosión de Guillermo Rivera (talentoso, ahora con algo de apoyo económico) y el crecimiento de Matías Sborowitz y Gonzalo Lama, desde el primero de enero de 2012, profesionales…

Y a esperar a los demás. Malla, Garín… Promesas que tendrán que ratificarse. ¿Por qué no surgieron más jugadores antes? Culpa de muchos de Marcelo Ríos para acá…Era preferible ceder ante las presiones (“queremos tanto por jugar, o de lo contrario…”) y a las negociaciones, antes que aparecer en los medios de comunicación” como antipatriotas” (así se han tomado muchas veces actitudes que tienen que ver con el deporte, como si el precio de la libra de cobre fuera a bajar por una derrota en una cancha…) por no acceder a esas peticiones y no convocar a esas figuras…

No quedaron fondos, no se recaudó dinero para apoyar a los menores que se estaban desarrollando internamente, varios quedaron en el camino. Y el recambio no llegó a tiempo…Chile vuelve a la Zona Americana de la Copa Davis. No es una tragedia. En realidad, casi es lo normal, lo lógico para un país que todavía no cree en la formación de deportistas. Esto fue una “gracia divina” que duró más de 13 años (de Ríos hasta ahora…) y que, seguramente, no se repetirá…