El gabinete de seguridad israelí ordenó el lunes a la marina que detenga la flotilla internacional que debe zarpar en los próximos días y que lleva ayuda humanitaria hacia Gaza, pero evitando la confrontación con los militantes pro-palestinos a bordo.

“El Estado de Israel está determinado a impedir la llegada de la flotilla a Gaza”, indicó el gabinete del primer ministro Benjamin Netanyahu en un comunicado.

De todas maneras, las fuerzas armadas israelíes tendrán por consigna “evitar toda confrontación, en la medida de lo posible, con los que estarán a bordo de los barcos”, según el texto publicado al término de una reunión de gabinete de seguridad, que reúne a la mitad del gobierno.

Los principales ministros israelíes ya habían deliberado al respecto el domingo.

Militantes de 22 países han previsto zarpar de Grecia esta semana a bordo de una decena de barcos en el marco de una “flotilla de la libertad” transportando ayuda humanitaria a Gaza, a pesar de las amenazas de Israel y la oposición de la ONU.

“Ayer (domingo), los ministros decidieron no autorizar que los barcos anclen en Gaza, aun cuando serán autorizados a descargar en Ashod (puerto israelí) o en el puerto egipcio de El Arish”, afirmó la radio militar.

“Si no se encuentra armas o munición, el cargamento será transferido en su totalidad a Gaza”, agregó la radio.

La radio pública indicó que Egipto ya había aceptado que los barcos atraquen en el puerto de El Arish, situado a 50 kilómetros al oeste de la frontera egipcia con Gaza.

Lo mismo que Israel y Estados Unidos, la ONU se opone a esta flotilla. El secretario general Ban Ki-moon escribió a los gobiernos involucrados para que utilicen su influencia para “desalentar las flotillas que representan un potencial de peligrosa escalada”.

Las autoridades israelíes reiteraron sus amenazas de sancionar a los periodistas extranjeros que participarán en la flotilla.

La Oficina de Prensa Gubernamental (GPO) israelí advirtió el domingo que a los miembros de medios internacionales que participen en expedición se les podría prohibir el ingreso a Israel por diez años y la confiscación de su material.

“El Primer ministro quedó sorprendido al escuchar hablar de esta decisión en los medios. Vamos a estudiar este problema y a reconsiderar la decisión”, precisó el ministro de Asuntos Estratégicos Moshé Yaalon.

El anuncio del GPO provocó protestas de la prensa extranjera instalada en Israel y de parte de algunos medios locales.