Los precios de cereales como el trigo y el maíz y los alimentos básicos seguirán siendo caros en la próxima década, debido a la fuerte demanda, lo que amenaza con desnutrición a las poblaciones más pobres de los países en desarrollo, advirtieron este viernes la FAO y la OCDE.

Estas son las conclusiones de un informe de la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), presentado este viernes en una conferencia de prensa en París.

Sus previsiones para el el periodo 2011-2020 en materia de alimentos son “prudentemente optimistas”, aseguran.

En la próxima década, “los precios de los productos agrícolas de base en términos reales deberían mantenerse a un nivel superior al de la década precedente”, prevén las dos organizaciones.

Concretamente, el precio de los cereales como el maíz y el trigo debería crecer más del 20%, lo que supone una subida del 2% al año, y hasta el 30% para la carne, según estas proyecciones, que se entregarán a los ministros de Agricultura de los países del G20 en una reunión que celebran la semana próxima en París.

Este año, el precio del maíz superó los 300 dólares la tonelada, un récord. Según la FAO, la factura de importación de alimentos de los países pobres será del orden de 210.000 millones de dólares este año, frente a los 165.800 millones en 2010.

“Esta subida de precios agrava la pobreza y la inseguridad alimentaria” en los países en desarrollo, “donde viven 927 millones de personas que tienen hambre”, subrayó Jacques Diouf, director general de la FAO.

Pero la producción agrícola sólo va a aumentar un 1,7% por año de media, frente al 2,6% la década pasada.

La mayoría de los cultivos se verán afectados tanto las oleaginosas como los cereales, que se enfrentan a costos de producción altos y a una disminución de la productividad, alertan las organizaciones.

Esta situación se va a agravar, advierten las dos organizaciones ya que la parte de los productos agrícolas que se va a consagrar a la producción de biocarburantes (etanol y biodiésel) va a seguir en aumento.

En 2020, el 13% de la producción mundial de cereales secundarios, el 15% de la producción de aceites vegetales y el 30% de la producción de caña de azúcar serán consagrados a la producción de biocarburos.

Para hacer frente a la volatilidad de precios y evitar nuevas crisis alimentarias, la FAO y la OCDE preconizan la transparencia sobre las reservas y más inversiones en los países menos desarrollados.

Las dos organizaciones abogan por la puesta en marcha de reservas alimentarias de emergencia y “redes de seguridad sociales” para proteger a los consumidores vulnerables y a las poblaciones pobres de la subida de los precios”.