El ministro colombiano de Defensa, Rodrigo Rivera, dijo en una entrevista publicada el domingo que Colombia ha adquirido experiencia en la lucha contra el narcotráfico y que podría ayudar a otros países a combatirlo, si Estados Unidos y otros financian esa ayuda.

“No tenemos toda la libertad de ofrecer esa cooperación con recursos propios, y aquí es donde entra el nuevo papel de aliados como Estados Unidos y otros países que pueden financiar la ayuda (en seguridad) que Colombia puede brindar”, declaró Rivera al diario bogotano El Tiempo.

Añadió que su país ha “adquirido muchas capacidades” para la lucha antidrogas y contra la violencia y el secuestro en el marco del Plan Colombia -que Washington auspicia desde 2000 y cuyo presupuesto se reduce paulatinamente por disposición de la Casa Blanca- y que actualmente Bogotá ayuda a México y otros 13 países, incluidos varios centroamericanos y caribeños.

Esa ayuda “debe servir a los intereses de Colombia en la lucha contra el crimen transnacional y a un portafolio de capacidades que podemos ofrecer a nivel global”, dijo el funcionario.

Rivera señaló que Bogotá no “bajará la guardia” ante los narcotraficantes, secuestradores y grupos violentos pese a la disminución de la ayuda directa estadounidense al Plan Colombia, y que la Policía y las Fuerzas Militares colombianas ya están preparadas para asumir los programas que financiaba Washington.

Estados Unidos destinó unos 465 millones de dólares en ayuda militar y financiera para el Plan Colombia en el año fiscal 2010-2011, contra los 540 millones de dólares en el período precedente, en medio de las dificultades presupuestales que afronta la Casa Blanca debido a la crisis global.

Washington también quiere que su ayuda al país andino se centre en programas sociales y de fortalecimiento a los derechos humanos, la justicia y otras instituciones, y no tanto en el aparato militar, como acurrió en la década pasada.

En el marco del Plan Colombia, aprobado por el ex presidente demócrata Bill Clinton, Estados Unidos ha otorgado desde 2000 más de 6.000 millones de dólares al país sudamericano.