El poderoso sindicato de choferes de Bolivia llamó a la huelga desde el lunes contra el alza de precios de los combustibles decretado este domingo por el gobierno del presidente Evo Morales, quien retornaba esta noche desde Venezuela adonde fue en visita oficial.

El gobierno había anunciado horas antes un severo reajuste de precios de gasolina (83%) y diésel (73%) debido a que eliminó una subvención que implicaba un gasto de unos 380 millones de dólares anuales.

El secretario ejecutivo de la Confederación de Choferes de Bolivia, Franklin Durán, llamó a la huelga indefinida y advirtió que no se trata una medida política contra el gobierno de Morales.

“Hemos asumido la determinación de rechazar este incremento del costo del combustible y en consecuencia hemos determinado ingresar en un paro indefinido a partir de las cero horas del lunes”, dijo en rueda de prensa.

La subida fue anunciada tras más de una década de estabilidad de precios de los carburantes.

El ministro de la Presidencia, Oscar Coca, dijo poco después de la declaratoria de la huelga: “Hemos tenido un diálogo y estamos en un proceso que tiene que ser de esa forma para encontrar finalmente un punto de equilibrio”.

El vicepresidente Alvaro García anunció horas antes el reajuste de precios con el argumento de que los combustibles eran contrabandeados, por su bajo costo, a países vecinos como Argentina, Brasil, Chile y Perú.

La medida excluyó sin embargo del alza de precios al gas licuado de petróleo (GLP) de masivo uso doméstico y al Gas Natural Vehicular (GNV), cuyo uso promueve para contrarrestar el impacto en las tarifas del transporte público.

Además “congelamos los precios de servicios básicos, agua, luz y teléfono”, y del diésel que se utiliza en la generación de energía eléctrica de algunas poblaciones rurales, dijo García en una declaración de prensa.

También ofreció a los choferes la importación directa con arancel cero de repuestos para el transporte público.