La inminente publicación por WikiLeaks de millones de documentos secretos estadounidenses provocaba este sábado dolor de cabeza a numerosos gobiernos, mientras Washington multiplicaba contactos con sus socios para amortiguar el impacto.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, descolgó el viernes su teléfono para advertir personalmente a los dirigentes franceses, afganos, emiratíes, británicos y chinos sobre el posible contenido de los documentos confidenciales en poder del sitio de internet.

“En todo el departamento de Estado, altos funcionarios están en contacto con los países para prevenirlos”, admitió Philip Crowley, el portavoz de la diplomacia estadounidense.

El empeño en limitar los daños es tanto más aleatorio cuanto que WikiLeaks dispondría de cerca de tres millones de documentos de todo tipo provenientes de las embajadas de Estados Unidos en el mundo entero: análisis, balances de reuniones con dirigentes extranjeros, notas diversas.

Esos papeles confidenciales están destinados al uso exclusivo del gobierno norteamericano, y el departamento de Estado advierte desde hace algunos días contra los riesgos de su publicación para Estados Unidos y sus aliados.

En una entrevista con la cadena de televisión CNN que se difundirá el domingo de noche y cuya transcripción obtuvo la AFP, el jefe del estado mayor conjunto, almirante Michael Mullen, calificó la iniciativa de WikiLeaks de “extremadamente peligrosa”, en particular para la seguridad de los soldados estadounidenses, y llamó a los responsables del sitio a renunciar a revelar los documentos.

El propósito de WikiLeaks, un sitio especializado en la divulgación de documentos confidenciales, “es un obstáculo absoluto para mi función, que consiste en discutir en confianza con la gente”, opinó por su parte James Jeffrey, embajador estadounidense en Bagdad.

En Moscú, el diario Kommersant también afirmó que las fugas informativas comportaban apreciaciones “desagradables” que podrían herir a Moscú.

“La divulgación de secretos británicos siembra el pánico”, aseguraba este sábado el diario popular Daily Mail en Londres, donde el gobierno del primer ministro James Cameron llamó a los propietarios de medios de prensa a no revelar las implicaciones de las fugas para la seguridad del Reino Unido.

El diario británico The Guardian, el semanario alemán Der Spiegel, el New York Times y el francés Le Monde reprodujeron las precedentes fugas de WikiLeaks.

Según una fuente oficial británica, una parte de los documentos podría ser objeto de “notas DA”, es decir acuerdos voluntarios por los cuales los medios aceptan no publicar algunas informaciones sensibles sobre operaciones militares y de inteligencia.

Entre los temas susceptibles de figurar en las fugas informativas se hallan Medio Oriente, pero también Afganistán e Irak, dos países que ya estuvieron en el centro de informaciones confidenciales divulgadas por WikiLeaks.

Según datos de prensa, las nuevas revelaciones atañen a una ayuda de Turquía a militantes de Al Qaida en Irak y el apoyo de Estados Unidos (contra Turquía) a los rebeldes kurdos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) refugiados en Irak.

El ministro turco de Relaciones Exteriores, Ahmet Davutoglu, quien negó cualquier ayuda a Al Qaida, pero también la existencia de un desacuerdo con Estados Unidos a propósito del PKK, llega este fin de semana a Wasahington para una visita de cuatro días.

Al mismo tiempo, Hillary Clinton concurrirá a la cumbre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en Kazajstán, otro país que posiblemente esté citado en los documentos que obtuvo WikiLeaks.