Los equipos de rescate fueron autorizados a entrar “inmediatamente” en la mina de carbón neozelandesa, donde 29 mineros seguían desaparecidos durante hoy, después de una explosión, anunció el alcalde de la localidad, pero fue rectificado de inmediato por la policía.

El equipo de 20 socorristas recibió autorización para empezar la operación de rescate, atrasada por temor a la formación de una nueva bolsa de gas, indicó el alcalde de la vecina localidad de Grey District, Tony Kokshoorn.

Las muestras de gas extraídas en la mina mostraron que no existe peligro de explosión, añadió el alcalde, citado por Fairfax Media.

Sin embargo, el jefe de la policía regional, Gary Knowles, salió al paso de esta información poco después explicando que aún no habían acabado los tests para detectar la presencia de gases tóxicos en la mina.

La explosión se produjo hacia las 16H30 locales del viernes (03H30 GMT) en la mina de Pike River de Grey District, en la costa oeste de la isla del sur de Nueva Zelanda, en el centro de la región minera del país.

Los 29 mineros desaparecidos tienen edades comprendidas entre 17 y 62 años. Entre ellos figuran un australiano y un británico.

Dos mineros sobrevivieron y se encontraban hospitalizados con heridas de poca consideración.

Desde la superficie se insufla aire fresco en la mina, indicó el director, Peter Whittall, que creía posible que los mineros se hayan podido meter en algún refugio.

“Hasta ahora no hemos tenido ninguna comunicación con los que están en el fondo de la mina”, agregó en declaraciones a la cadena de televisión TV3.

El alcalde de Grey District, Tony Kokshoorn, dijo que el rescate podría durar días, pero que el ejemplo de los mineros chilenos, rescatados después de más dos meses era una fuente de optimismo.

“Mantenemos la esperanza. Mire el ejemplo de Chile, con todos esos mineros atrapados y todos salieron vivos”, dijo a Fairfax Media el viernes.

Desde 2009, la mina de Pike River es explotada por su carbón coque, destinado a la siderurgia.

Su túnel de acceso, de 2,4 km de longitud, fue excavado bajo la montaña Paraoa.

Se trata de una de las pocas minas subterráneas de Nueva Zelanda que cuenta sobre todo con yacimientos a cielo abierto.

La explosión provocó un corte del suministro eléctrico en esta instalación aislada, complicando aún las operaciones de rescate.

El ministro neozelandés de Minería, Gerry Browlee, indicó que el gobierno pondría todos sus medios en acción para salvar a los mineros. “La prioridad es sacar a esa gente de allí”, declaró.

Según dijo, la mina es sólida y cuenta con una buena ventilación, “lo que debería ayudar”.

El yacimiento pertenece a la New Zealand Oil and Gas y a dos grupos indios, Gujarat NRE Coke y Saurashtra Fuels Private.

La explosión se produjo después del cierre de la Bolsa de Wellington. Pero el accidente provocó inmediatamente pérdidas para los accionistas de Pike River Coal, cuyo título fue suspendido después de sufrir una baja de 14% en la bolsa australiana.

Fue en la costa oeste de la isla del sur de Nueva Zelanda donde se produjo la mayor catástrofe minera de la historia del país: una explosión mató a 65 mineros en 1896, en la mina Brunner.