La revelación de que Areva había sido alertada a principios de septiembre sobre amenazas de secuestros de expatriados en Níger puso en el banquillo al grupo nuclear francés, cuya presidenta guarda silencio desde el rapto de siete empleados por el grupo islamista AQMI.

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Según una carta que el diario Le Monde colgó en su sitio internet el martes, Areva había sido advertida el 1º de septiembre sobre el riesgo de “secuestro” de “personal expatriado” en el norte de Níger, donde cinco franceses, un togolés y un malgache fueron finalmente raptados el 16 de septiembre.

“Hay que tomarse en serio la amenaza del grupo AQMI” (Al Qaida en el Magreb Islámico), advertía el capitán nigerino Seydu Umanu, prefecto de Arlit, región minera donde se produjo el secuestro a unos 1.000 km al noreste de Niamey, al evocar un incidente ocurrido el 23 de agosto entre un “grupo armado” y militares nigerinos.

Umani reclamó a Areva “medios materiales y financieros” para combatir esas amenazas, que se concretaron la semana pasada.

El ministerio francés de Relaciones Exteriores afirmó el miércoles que la reivindicación del secuestro que AQMI hizo en la noche del martes es auténtica y que tiene “buenas razones” de pensar que los rehenes están vivos.

Níger, uno de los países más pobres del mundo, es el sexto productor mundial de uranio.

Tras la publicación de dicha carta, Areva, que extrae en Níger casi la mitad de su uranio, se limitó a indicar que había enviado a ese país a su subdirector encargado de la seguridad, el general Patrick Champenois.

Champenois se reunió con responsables militares nigerinos y con el prefecto de Arlit, así como con el embajador de Francia y el agregado militar en Niamey, tras lo cual se fue de Níger el 15 de septiembre, unas horas antes del secuestro.

“Areva no está en condiciones de enfrentar sola una amenaza de esta magnitud”, se defendió el miércoles Jacques Emmanuel Saulnier, director de comunicación de Areva.

El secuestro de los cinco franceses en Níger se produjo casi cuatro meses después del rapto del francés Michel Germaneau, de 78 años, a manos del AQMI, grupo que a fines de julio anunció que lo había ejecutado y lanzó amenazas contra los intereses franceses en la región y en Francia.

Las revelaciones de Le Monde atizaron la polémica que desde hace una semana enfrenta al grupo francés y al gobierno de Níger sobre los fallos en la seguridad de los expatriados en Arlit, secuestrados de noche y en sus casas.

Areva anunció que había lanzado un “análisis interno” sobre las medidas de seguridad y dijo que lamentaba una “polémica inadecuada”.

En el marco de la gestión de esta crisis, la más grave por la que atraviesa el grupo, sorprende el silencio que desde el día del secuestro guarda la presidenta de Areva, Anne Lauvergeon que no hizo ninguna declaración, ni aparición pública ni tampoco se desplazó a Níger.

“No está prevista ninguna intervención”, confirmó el miércoles un portavoz de Areva, gigante nuclear presente también en Brasil.

Desde el inicio de la crisis, Areva rechazó cualquier entrevista para televisión.

Fuentes cercanas a este caso indicaron que la reacción del presidente francés Nicolas Sarkozy fue sumamente crítica hacia Lauvergeon, cuya permanencia al frente del grupo había sido objeto de rumores a principios de 2010.