Las autoridades hondureñas prometieron este miércoles encontrar y castigar a los responsables de la masacre de 18 trabajadores de una fábrica de zapatos perpetrada el martes en la norteña ciudad de San Pedro Sula, atribuida a pandillas en lucha por territorio para la venta de drogas.

Las autoridades “han girado instrucciones precisas para que las personas que cometieron este horrendo delito sean puestas a la orden de la autoridad competente y que no queden en la impunidad”, dijo el ministro de Seguridad, Oscar Alvarez.

Indicó que el ataque ejecutado contra jóvenes trabajadores dentro de una pequeña fábrica de zapatos en la colonia Flor del Valle, sureste de la ciudad situada 240 km al norte de la capital, “es un modus operandi típico de maras y pandillas”.

Sin embargo, familiares de las víctimas negaron que sus seres queridos tuvieran relación con las pandillas. Marlen Miralda, suegra de uno de los muertos, Julio Varela (22), aseguró al diario La Tribuna que “acabaron con la vida de jóvenes emprendedores y luchadores que realizaban su trabajo honestamente”.

“Nos mataron porque los conocíamos, eran hombres jóvenes que ya habían llegado a la zapatería”, dijo en sus últimas palabras una de las víctimas en un hospital, según informes de prensa.

El vicepresidente del Congreso y dirigente obrero, Marvin Ponce, manifestó a la AFP que “es lamentable lo que está pasando, porque los crímenes son recurrentes, de tres, cuatro, todos los días y la policía no está capacitada para enfrentaros”.

Honduras es escenario de una ola de violencia incontrolable para 14.000 policías y las matanzas de tres a cuatro personas ocurren casi a diario.