El mediodía del pasado martes 29 de junio la vida de la familia Haeger-Anguita cambió radicalmente. Una supuesta llamada telefónica alertó a la familia de que María Viviana desparecía, hasta hoy sin dejar rastros.

Luego de 3 semanas la duda ronda en el aire y las preguntas se repiten sin respuestas claras. El trabajo de la Policía civil ha sido agotador, las fiscalías local y regional desplegaron todas las instancias que permitían investigar, pero nada. Maria Viviana Haeger simplemente no aparece.

Sus familiares directos iniciaron una campaña en los medios para difundir sus características, llenos de dudas de sentimientos, de sensaciones, de percepciones como dice Ingrid, su hermana.

Hay de todo en este caso, desde la inicial sospecha de un secuestro hasta algunas contradicciones que permiten sospechar de un vuelco en la investigación, pero todo, absolutamente todo queda en la sombra de la incertidumbre. Lo claro es que hay una mujer de 43 años desparecida y una estela de interrogantes tras su pista.

Si se resumiera todo lo ocurrido en estas tres semanas se podría decir que la búsqueda no ha dejado rincón por buscar, el lago, las quebradas, las cercanías, la casa; se podría agregar que todos, absolutamente todos han sido interrogados, hay presunciones, líneas investigativas; pero claridad, para nada.

Ha trascendido que en los últimos días habrían aparecido pistas que permiten iniciar una nueva línea investigativa, una de las tantas existentes. Sin embargo, el silencioso trabajo de la PDI se mantiene tal cual. Incluso no se descarta que de seguir tal cual el hecho incluso se sobre sea.

Tres semanas, y de Viviana muchas pistas y teorías, pero certezas, todavía nada.