Expertos de la Universidad del Bío-Bío entregaron su diagnóstico de la situación de la zona tras el terremoto. Falta de previsión en la mecánica de suelos y la necesidad de respetar los contextos locales destacan en el estudio.

El terremoto dejó mucho análisis por hacer, una tragedia que también requiere de hacer las cosas bien y de tomar lecciones para evitar problemas futuros.

Es el ánimo de un grupo multidisciplinario de la Universidad del Bío-Bío, que está en plena evaluación de una serie de aspectos que dejó el cataclismo en la zona y que requieren de un aporte, desde el mundo académico y técnico.

Así por ejemplo, se detecta que el daño que sufrieron muchos sectores, podría deberse a que no hubo un adecuado manejo de la mecánica de suelo.

En momentos en que no sólo la estructura ha sufrido daño, sino que también la situación emocional de los habitantes que vivieron y dufren los efectos del terremoto. En este aspecto, se hace necesario tomar la opinión de las personas en el proceso de reconstrucción.

En materia de urbanismo debe tomarse en cuenta, a juicio de los expertos, el valor patrimonial de muchos sectores que resultaron destruidos. Un trabajo especial se ha realizado con las comunidades de Cobquecura y Ránquil, para evitar la destrucción de viviendas de adobe que tienen la posibilidad de rescatarse desde el punto de vista cultural.

Las viviendas de emergencia también deben dar paso a soluciones definitivas, advierten en la Universidad del Bío-Bío. De ahí el hecho de no tomar decisiones apresuradas, porque se está construyendo primero y planificando después, dado que hay normativas que deberán revisarse.

El aseguramiento de la calidad en materia de construcción ha estado ausente, ya que están enfocados -dicen- en el cumplimiento de los ṕrocedimientos establecidos, más que en la excelencia.