Una lluvia tropical afectó el jueves a gran parte de los 1,2 millones de habitantes de la capital haitiana que viven en refugios precarios, y el jefe de la ONU allí instó a la comunidad internacional a acelerar la entrega de carpas antes de la temporada de lluvias.

Por segunda vez en ocho días, los habitantes de Puerto Príncipe fueron sorprendidos de madrugada por una lluvia intensa que obligó a los damnificados a dejar los precarios refugios en los que sobreviven desde el sismo del 12 de enero.

Una escuela instalada por una organización israelí dentro de un inmenso campamento sobre un terreno de golf de Puerto Príncipe quedó inservible a raíz de las fuertes lluvias, debido a que el suelo, incluso debajo de las grandes carpas, se cubrió de barro.

Los trabajadores humanitarios realizaban reparaciones para reforzar las estructuras dañadas.

En Haití, la temporada de lluvias, que precede la de los huracanes en junio, suele empezar hacia el mes de abril, pero este año fuertes chaparrones ya caen en Puerto Príncipe, generando inquietud entre los socorristas.

El país más pobre de América ya era particularmente vulnerable ante los avatares climáticos antes del terremoto de enero que dejó al menos 217.000 muertos. Así, en 2008, cuatro tormentas y huracanes habían dejado más de 800 muertos y unos 1.000 damnificados.

Tanto los haitianos como la ONU temen una nueva catástrofe humanitaria en el país caribeño, sobre todo luego de que meteorólogos advirtieran sobre una probablidad mayor de que uno o varios huracanes importantes afecten Haití este año.

Ante tal emergencia, el jefe interino de la Misión de estabilización de la Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), Edmond Mulet, llamó a la movilización general este jueves.

“Necesitamos letrinas, carpas, telas de plástico para que la gente se pueda cubrir. Las lluvias llegan ya y creo que no vamos a poder proteger a todas esas personas a tiempo”, advirtió Mulet durante una reunión en España.

El antecesor de Mulet, el tunecino Hedi Annabi, falleció en el sismo del 12 de enero que dejó 217.000 muertos y 1,2 millones de sin techo en Haití.