El ex primer ministro británico Tony Blair prestará el próximo 29 de enero su largamente esperada declaración ante la comisión investigadora sobre la polémica participación británica en la guerra de Irak, según se anunció oficialmente este lunes.
Blair, muy criticado por haber metido a su país en la guerra liderada por Estados Unidos en 2003, comparecerá durante un día entero -en sesiones de mañana y tarde- ante el panel presidido por John Chilcot, anunció la comisión en su página oficial de internet.
El ex primer ministro es el testigo estrella de esta comisión que investiga desde julio pasado, desde noviembre en público, las circunstancias que condujeron a la decisión británica de apoyar la invasión de Irak y la posterior campaña en ese país.
Un portavoz de la comisión anunció antes de Navidad que el ex primer ministro sería “interrogado detalladamente sobre numerosos puntos de la participación británica” en el conflicto.
La decisión de llevar a su país a la guerra, sin una resolución de la ONU y a pesar de la oposición de la mayoría de la opinión pública, hizo batir a Blair récords de impopularidad y fue uno de los principales factores que le llevaron a abandonar la jefatura del gobierno en 2007.
La comparecencia de Blair será precedida dos días antes, el 27, por la del ex fiscal general británico, Peter Goldsmith, quien unos días antes de la invasión del 20 de marzo defendió en el parlamento la “legalidad” de la guerra.
Previamente intervendrán esta misma semana ante la comisión, dos ministros claves del gobierno de Blair, el ex titular de Defensa, Geoff Hoon, el martes, y el ex ministro de Relaciones Exteriores, Jack Straw el jueves.
El actual primer ministro y entonces ministro de Finanzas, Gordon Brown, no será llamado a declarar hasta pasadas las próximas elecciones generales.
Una de las cosas que trata de determinar la Comisión Chilcot es si Blair y sus principales ministros de la época, que justificaron públicamente la invasión de Irak por la presencia de armas de destrucción masiva, sabían desde antes que Saddam Hussein no las tenía.
En declaraciones recientes a la BBC, Blair, aliado incondicional del ex presidente George W. Bush, reactivó la polémica al confesar que hubiera apoyado la invasión para derrocar a Saddam incluso sabiendo que no tenía armas de destrucción masiva.
“Habría continuado pensando que era justo derrocarlo. Evidentemente que habríamos empleado y desarrollado argumentos diferentes en cuanto a la naturaleza de la amenaza”, declaró en esa entrevista difundida en diciembre.
Un sondeo YouGov para el semanario Sunday Times publicado este fin de semana reveló que cerca de una cuarta parte de los electores (23%) consideran que Blair engañó deliberadamente a los diputados sobre la guerra de Irak y debería ser juzgado por crímenes de guerra.