La gripe H1N1, que se convirtió en pocos meses en la primera pandemia del siglo XXI tras ser detectada en marzo de 2009 en México y Estados Unidos, dejó hasta ahora más de 10.000 muertos, una cifra menor de lo que se temía, en un marco de intensa movilización mundial.

La gripe causó la muerte de 10.582 personas en 208 países, según cifras difundidas el 18 de diciembre por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en junio declaró al mundo en estado de pandemia.

El virus A (H1N1), señalado a fines de marzo en México, se extendió rápidamente, afectando sobremanera al continente americano, con al menos 6.335 muertos hasta mediados de diciembre.

“En la zona tropical de Centroamérica, América del Sur y el Caribe, la transmisión de la gripe se mantuvo en toda su geografía pero la actividad de la enfermedad empezó a declinar en la mayoría de las regiones”, indicó la OMS hace una semana.

Según los datos de la Organización Panamericana de Salud (OPS) de principios de diciembre, en el continente americano, Estados Unidos encabeza la lista de defunciones (1.929), seguido por Brasil (1.528), México (687), Argentina (613), Canadá (357), Perú (192), Colombia (163) y Chile (140).

Las bajas temperaturas ayudaron a la rápida propagación del virus que atacó con mayor dureza a quienes padecían alguna patología. Otra característica de este virus es que ha provocado “una mortalidad poco común entre los jóvenes, incluidos en quienes gozan de buena salud”, destacó un experto francés, el profesor Antoine Flahaut.

“Está claro que no estamos frente a un virus tan mortífero como el de la gripe aviaria”, indicó la doctora Isabelle Nutall de la OMS.

Según la OMS, en Europa la gripe H1N1 retrocede en “al menos diez países de Europa occidental y del norte” pero sigue progresando en República Checa, Estonia, Hungría, Montenegro, Suiza y en algunas regiones de Rusia.

“Es la primera vez que enfrentamos un problema semejante a nivel mundial. Esta movilización ha permitido elaborar una vacuna en tiempo récord”, indicó la doctora Sylvie Briand, jefa del departamento gripe en la OMS.

En efecto, más de 150 millones de dosis de la vacuna contra la gripe H1N1 fueron distribuidas en más de 40 países, según estimaciones del doctor Keiji Fukuda, número dos de la OMS.

China fue el primer país capaz de producir una monodosis y el primero en lanzar un programa de vacunación a fines de septiembre.

Estados Unidos lanzó su campaña en octubre con más de 40 millones de dosis y Francia contaba con 94 millones de dosis en noviembre.

Claro que esta pandemia también generó una contrapartida financiera para los laboratorios y para los países que, como Francia, venderán a otros las dosis que no utilicen.

“Es una ganga” para los laboratorios, consideró Sylvain Morgeau, del gabinete de consejos empresariales Alcimed. “El efecto en el volumen de negocios de esos grupos será flagrante”, agregó.

El británico GlaxoSmithKline (GKS) lidera los beneficios y para el cuarto trimestre de 2009 prevé ingresos suplementarios de 1.100 millones de euros (1.600 millones de dólares). Para el mismo periodo, el suizo Novartis y el francés Sanofi Aventis prevén un volumen de negocios de hasta 700 y 500 millones dólares respectivamente.

América Latina, que según la OPS necesita 200 millones de dosis para atender a la población más vulnerable, podría contar con las vacunas antes de fin de año.

Las embarazadas, las personas obesas y los mayores de 65 años son los sectores más vulnerables a la gripe.

La OMS insistió en que el Tamiflu sigue siendo eficaz para “reducir y prevenir formas graves de la enfermedad” de la cual se registraron mutaciones en Noruega, Brasil, China, Francia, Italia, México, Japón, Ucrania y Estados Unidos, entre otros, según esa organización con sede en Ginebra.

“Hay que permanecer alertas y no bajar la guardia”, advirtió Nutall antes de considerar que “el virus de la gripe es totalmente imprevisible”.

El año próximo podría reaparecer pero bajo una forma más mortífera, según John Oxford, profesor de virología en el Royal London Hospital.