La historia de Julia "Butterfly" Hill: la joven que vivió dos años arriba de un secuoya

Domingo 09 marzo de 2025 | 07:10

Dan Winters | Julia Hill
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Julia Hill, conocida como "Butterfly", vivió una intensa vida marcada por un accidente automovilístico que la llevó a replantearse su existencia. Inspirada por la naturaleza, se unió a grupos ambientalistas para proteger las secuoyas, destacándose su prolongada protesta viviendo 738 días en la copa de un árbol llamado "Luna". A pesar de las dificultades enfrentadas, como condiciones climáticas extremas y hostigamiento por parte de la empresa maderera, logró que se preservara parte del bosque. Su valiente acción la convirtió en un símbolo de la conservación ambiental, y aunque el árbol ha sido objeto de un intento de tala, actualmente está protegido por una organización sin fines de lucro. Julia continúa visitando a "Luna", su "maestra", demostrando su compromiso con la naturaleza.

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Julia Hill ha tenido una intensa vida. Un accidente que casi la mata, le hizo replantearse muchas cosas. En estos términos, la joven, que sobrevivió a un accidente automovilístico, vio en el contacto con la naturaleza, un propósito renovado.

Nacida en Mount Vernon, Missouri, su padre, Dale Edward Hill, era un predicador que llevaba la palabra de Dios, por lo que era común hacer varios viajes a bordo de una casa rodante.

En esa vida azarosa, Julia, fue educada de forma autodidacta en su hogar, viviendo una adolescencia marcada por la búsqueda de un propósito, uno inculcado por la enseñanza que recibió.

Hasta que en agosto de 1996, a los 22 años, Julia sufrió el choque de un Ford Bronco, que destruyó por completo su auto. Pese a que sobrevivió al accidente, nada fue lo mismo para ella.

Desde entonces, profundizó en su vida espiritual, encontrando la respuesta en un bosque de secuoyas, los milenarios árboles de 1.500 años de antigüedad.

Julia “Butterfly” Hill y la secuoya “Luna”

Conmovida por este despertar de consciencia, pronto Julia Hill empezó a frecuentar grupos ambientalistas, quienes estaban dispuestos a luchar por la conservación de las secuoyas, que son árboles que llegan a medir más de 60 metros.

Así la joven llegó al condado de Humboldt, California. Específicamente, a una reserva de secuoyas que iban a hacer talados por la constante actividad productiva de la zona.

Si bien Julia se iba a quedar por una semana, para encabezar una protesta pacífica en contra de Pacific Lumber Co.(Palco), la empresa que era dueña del terreno donde se encuentran las secuoyas, pronto los activistas acordaron que uno de ellos debía tomar cartas en el asunto.

Julia Hill

Por este motivo, Julia, que adoptó el nombre de “Butterfly” (mariposa en español), se ofreció como voluntaria para subir a uno. La elegida fue una antigua secuoya bautizada como “Luna”.

El ejemplar, representaba un punto de inflexión para la joven. “Cuando entré por primera vez a la majestuosa catedral del bosque de secuoyas, mi espíritu supo que había encontrado lo que buscaba. Caí de rodillas y comencé a llorar porque me sentí abrumada por la sabiduría, la energía y la espiritualidad que albergaba este templo, el más sagrado de todos”, rememoró en su sitio web.

Supuestamente, la protesta se iba a extender por una semana, pero Julia vivió 738 días arriba de “Luna”.

La vida en un árbol

En esta parte de Estados Unidos, las secuoyas cumplen un rol fundamental. En el caso de “Luna”, al encontrarse en una ladera, sus raíces trabajan como una barrera protectora que sirve para evitar los deslizamientos de tierra que azotan aún a la zona.

Por lo mismo, el árbol ayudaba a concientizar sobre lo vivido por la comunidad de Stafford, que había sido enterrada bajo 5,2 metros de barro, en medio de un fuerte temporal en aquellos años.

La primera vez que Julia trepó por el tronco de la secuoya, lo hizo el 10 de diciembre de 1997. En ese sentido, en una entrevista con BBC, “Buttlerfly” recordó que “estaba atada a un arnés… y a unos 25 metros de altura, cometí el error de mirar hacia abajo. Entré en pánico y me paralicé. Cuando abrí los ojos otra vez, mantuve la vista fija en Luna a medida que subía”.

Asimismo, Hill vivió en dos plataformas armadas artesanalmente, donde aprendió varios trucos de supervivencia, como lavarse poco las plantas de los pies, porque la savia le ayudaba a que sus pies se pegaran mejor a las ramas de la secuoya, recogió una publicación de SFGate.

En ese sentido, la muchacha vivió con intensidad la naturaleza, un lugar donde el aroma a bosque es una experiencia sensitiva, única e irrepetible.

También Julia vivió momentos con otros animales, que fueron sus vecinos en el bosque de secuoyas, como las intrépidas ardillas voladoras. “Hice todo lo posible para no domesticarlas, pero ellas encontraron cada (bocado de comida) que yo dejaba caer”, describió al citado medio.

No obstante, Hill no estaba sola, ya que dos veces a la semana, la visitaban cinco jóvenes que le llevaban comida, combustible para la estufa y sus desechos.

La “ecoterrorista” número uno de Estados Unidos

Mientras, el sacrificio de Julia “Butterfly” Hill, de enfrentar tormentas de lluvia y granizo, hicieron que, muchas veces, ella durmiera a temperaturas bajo cero.

Durante los dos inviernos que vivió en el árbol, los vientos del fenómeno de El Niño soplaron hasta los 64 kilómetros, de hecho, mientras construía un refugio, el armazón que estaba protegido por una lona, terminó rompiéndose por la fuerza de una nevada. Durante un tiempo, Julia sufrió una congelación severa, recogió La Razón.

Así las cosas, lo hecho por Julia Hill también levantó suspicacias por parte de Pacific Lumber, que trataba infructuosamente de terminar con su cruzada personal.

Julia en una rama de “Luna”

Fue esta compañía que estableció una ofensiva contra la joven. En una declaración de 2017, Hill recordó que ellos, la nombraron como una peligrosa “ecoterrorista”.

Varias veces la compañía intento hostigar a Julia, obstaculizando el suministro de alimentos. Además, durante la noche, los trabajadores de la empresa maderera gritaban para que no pudiera dormir, e incluso, utilizaron un helicóptero para acosarla, detalló La Razón.

El triunfo de Julia Hill

Luego de 2 años y 8 días, el 18 de diciembre de 1999, Julia “Butterfly” Hill depuso su protesta pacífica, tras llegar a un acuerdo con Palco, que estaba obligado a preservar 60 metros de bosque que rodeaban a “Luna”.

Por otro lado, los activistas recaudaron unos 50.000 dólares de la época, para donarlo a la Universidad Estatal de Humboldt.

No obstante, en el año 2000, el árbol sufrió un corte con una motosierra, causado por desconocidos. En la actualidad, la secuoya está bajo la administración de la organización sin fines de lucro Sanctuary Forest, informó Ethos. Además, que se encuentra sujetada con cables.

En una entrevista con SFGate, Julia Hill habló en exclusiva sobre la proeza que realizó en esos dos años, en el tiempo en que vivió en la copa del árbol.

Julia Hill visitando a “Luna”

“Sé que no todo el mundo puede vivir en un árbol durante dos años”, afirmó. A lo que agregó: “Y nadie debería tener que vivir en un árbol durante dos años, sólo para que esté protegido. Pacific Lumber habla de economía, pero ¿cómo puede alguien ponerle precio (a un árbol como Luna)?”.

“Entiendo que todos nos regimos por valores diferentes”, expresó en la base de Luna. “Para algunas personas soy una hippie sucia que abraza los árboles. Pero no entiendo cómo alguien puede usar una motosierra para talar un árbol como este. Cualquiera que quiera cortar un árbol como este debería pasar dos años allí primero”, cuestionó.

Después de dos décadas, “Luna” sigue intacta. Desde 2017, Stuart Moskowitz, es la persona encargada de cuidar al ejemplar. “Sigo visitando y monitoreando a Luna al menos una vez al mes”, escribió en 2022.

Mientras Julia Hill, que se transformó en un ejemplo de la conservación, continúa visitando a su “maestra”, como nombró a “Luna”, dos veces al año.

Sin embargo, actualmente, “Luna” se encuentra resguardada de los visitantes. No hay una ruta para que los turistas vean al mítico árbol, debido al desgaste que puede producir en sus raíces, detalló Julia en su blog.

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