La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania no solo destruye ciudades y vidas, sino también arrasa nuestro patrimonio cultural, constituyendo un ataque sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.
Hasta la fecha, 1.599 sitios de patrimonio cultural y 2.415 instalaciones de infraestructura cultural, entre museos, teatros o bibliotecas, han sido dañados o destruidos. Las pérdidas en el sector cultural en Ucrania se estiman en 29.300 millones de dólares.
El 10 de junio pasado, un bombardeo masivo ruso en Kyiv dañó la Catedral de Santa Sofía, un monumento del siglo XI y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, que desde 2023 se encuentra en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro. Esta joya arquitectónica también está protegida de manera especial por el Segundo Protocolo de La Haya para la Protección de Bienes Culturales en Caso de Conflicto Armado.
Lo que ocurre es puro genocidio cultural. Aproximadamente 7 millones de objetos culturales se han perdido, y unos 1,7 millones permanecen bajo control temporal del agresor. Más de 35.000 objetos de museos estatales fueron robados en territorios temporalmente ocupados.
Rusia realiza excavaciones arqueológicas ilegales y se apropia de nuestro patrimonio cultural. Desde el inicio de la guerra, cientos de bibliotecas han sido destruidas, junto con más de 200 millones de libros ucranianos, y 236 artistas y 118 personalidades de cultura han perdido sus vidas.
Esta guerra no es sobre territorios; es una guerra contra nuestra identidad. La agresión rusa busca destruir la lengua, la historia y la cultura ucraniana. Esto se evidencia claramente en los territorios temporalmente ocupados, donde se han cambiado nombres y topónimos geográficos, se ha excluido la lengua ucraniana de los colegios y se ha impuesto el adoctrinamiento de los niños.
La cultura refleja nuestro contenido, nuestra memoria y nuestra soberanía. Por ello, al fortalecer nuestro sector cultural, Ucrania refuerza su identidad y reafirma su derecho a ser reconocida y respetada internacionalmente.
En un gesto de reconocimiento global, el 7 de noviembre Ucrania, junto con Rumania y Moldavia, fue elegida para el Consejo Ejecutivo de la UNESCO para el período 2025-2029 con la mayor cantidad de votos, mientras que la candidatura de la Federación Rusa fue rechazada por segunda vez consecutiva.
Este apoyo refuerza la autoridad de la UNESCO y su capacidad de proteger efectivamente el patrimonio cultural mundial, al tiempo que refleja la reiterada condena de la agresión rusa.
En 2026-2027 celebraremos varios hitos clave de nuestra cultura: el centenario de la creación de la Reserva Nacional Histórico-Cultural “Kyiv-Pechersk Lavra”, que protege el monasterio más antiguo de Ucrania, fundado en 1051, uno de los lugares sagrados del cristianismo. También celebraremos el 150º aniversario del nacimiento del compositor ucraniano Mykola Leontovych, creador del mundialmente conocido “Shchedryk” (“Carol of the Bells”), que suena en cada hogar durante la Navidad.
La labor de la Embajada de Ucrania también se enfoca en promover y difundir la cultura ucraniana en Chile. Este año inauguramos la primera estantería ucraniana en la biblioteca del Centro Cultural del municipio de Las Condes, en Santiago, en el marco de un proyecto de la Primera Dama de Ucrania, Olena Zelenska. Además, realizamos numerosas proyecciones de películas y documentales ucranianos. A fines de noviembre participaremos en la Fiesta de las Naciones, organizada por la Municipalidad de Las Condes, en el Parque Araucano.
No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras nuestra historia y nuestra memoria son destruidas. Apoyar a Ucrania significa defender la memoria, la identidad y el patrimonio que nos define como nación. Proteger la cultura ucraniana es proteger la cultura de toda la humanidad.