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De "la sabiduría del pueblo" a la de Grau

03 octubre 2025 | 09:19

La propuesta es un retroceso en la libertad para que un Gobierno recién electo pueda llevar a cabo el mandato ciudadano en sus primeros meses de instalación.

Desde 1990 a la fecha, siempre se había dejado un monto de libre disposición en el presupuesto a fin de que la próxima administración lo asigne según sus prioridades de gasto y pueda llevar a cabo su programa de Gobierno. Dado que esta reserva presupuestaria era una costumbre basada en amistad cívica, sin importar el color político del sucesor, se le llamó “la Glosa Republicana”.

La Glosa Republicana

Michelle Bachelet, en 2017, le dejó US$ 781 millones de dólares a libre disposición a Sebastián Piñera y este, a su vez, y a pesar de haber tenido el estallido social y la pandemia, le dejó US$ 687 millones de dólares al Gobierno de Gabriel Boric. Este importante traspaso de fondos permitía poder asignar presupuesto según las propias prioridades de la administración, sin tener que disminuir el presupuesto de partidas presupuestarias. Esto, hasta el Gobierno de Boric.

¿Por qué el Gobierno de Gabriel Boric quiere terminar con esta costumbre? De mantener la Glosa Republicana, el gobierno tendrá que “recortar” el presupuesto de ciertas partidas y asumir el costo político que esto implica. En otras palabras, lo que quiere el ministro de Hacienda, Nicolás Grau, es traspasar el costo político al próximo Gobierno para que la actual administración no asuma el necesario recorte presupuestario.

¿Una recomendación?

El ministro Grau defiende esta medida apoyándose en una ‘recomendación’ de la Comisión del Gasto Público, consistente en reemplazar este casi 1% del presupuesto para libre disposición por un 10% para reasignación de fondos ya asignados a alguna partida presupuestaria. No obstante, lo que hace el Gobierno es reemplazar ese 1% por solo un 1% de reasignación, lo que desfigura totalmente la esencia de la recomendación.

En tiempos en que las urgencias sociales son extremadamente dinámicas y cambiantes, se requiere más que nunca un Estado y Gobiernos con flexibilidad para responder a tiempo.

En este sentido, es lamentable que el presidente Boric que tanto menciona en contexto de elecciones la importancia de la “sabiduría del pueblo”, apenas tiene la posibilidad de anclar gasto, no duda en hacerlo. En la práctica, la propuesta es un retroceso en la libertad para que un Gobierno recién electo pueda llevar a cabo el mandato ciudadano en sus primeros meses de instalación.

Lo ideal sería que el Gobierno pueda mantener la Glosa Republicana, como también le otorgue flexibilidad en el presupuesto para que la nueva administración pueda priorizar gasto según las urgencias sociales por las que fue electo.