EFE

América Latina, aún el patio trasero de los EEUU

15 septiembre 2025 | 16:27

Durante la campaña presidencial de 2024, tanto K. Harris como D. Trump prácticamente evitaron referirse a sus políticas hacia América Latina. En el caso de Trump, entonces candidato, se comentaba que su desconocimiento sobre la región era evidente y que solo pensaba en América Latina al hablar de su política migratoria.

A poco andar, ya en el poder, Donald Trump comenzó a mostrar el tipo de interés que tenía con nuestro continente. Primero quiso comprar y anexar a Canadá, (país con un 21% de habla francesa) y también las arremetió contra México. En la actualidad ha creado conflicto con Panamá, Brasil, Venezuela, Nicaragua, Colombia y Cuba. Por otro lado, ha capturado la “amistad” de países como Argentina, Paraguay, Ecuador, El Salvador, por nombrar algunos.

Los motivos del presidente Donald Trump, para sancionar a Brasil, acusándolo de un déficit comercial en desmedro de su país, son diversos, algunos reales otros falsos. El presidente Lula da Silva, demostró que había un superávit comercial (desde 2007 a 2024) favorable a EE.UU. de 29.340 millones de dólares, situación que cambio bruscamente en el 2025, con un déficit para EE.UU. de 78.3 mil millones de dólares, debido a las medidas coercitivas que amenazo y después aplico al Gobierno de Brasil.

Pero debemos ir más a lo profundo del problema, lo que persigue el presidente de los EE.UU. tiene que ver con un castigo al gobierno del presidente Lula da Silva, por su ingreso al BRICS y la cumbre celebrada en Río de Janeiro (07-2025). Donald Trump está en una confrontación abierta contra esta organización y los acusa de tener objetivos antiestadounidenses y de tratar de reemplazar el dólar a nivel mundial.

El gobierno de EE.UU. ha defendido públicamente y con amenazas a Brasil (económicas y militares) por el juicio y sentencia contra el expresidente J. Bolsonaro, acusado de ser organizador de un golpe de Estado al perder las elecciones con el presidente Lula. Lo que no dice el gobierno de EE.UU., es que los jueces de la suprema que sentenciaron al expresidente, fue nombrada por distintos gobiernos y también fue la que sentencio al presidente Lula da Silva cuando estuvo preso dos años.

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Panamá, Venezuela y la narrativa antidrogas

En el caso de Panamá, la acusación fue en relación con un supuesto manejo del canal por parte de China, argumentando que sus buques de guerra podían ser detenidos en caso de emergencia. Esta acusación resultó ser falsa, ya que el canal de Panamá es controlado exclusivamente por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) propiedad del estado de Panamá, que opera de manera autónoma.

La relación más compleja se ha producido con la acusación que ha hecho el presidente Trump contra Venezuela y específicamente al presidente Nicolás Maduro de ser la cabeza de un cartel internacional de la droga, junto a miembros de su gobierno y sus FFAA. Expertos en estructuras narcotraficantes, han expresado que el llamado “Cartel de los soles” no tiene una estructura formal. Más bien sería “un sistema de corrupción generalizada”, por eso el departamento de estado lo describió como “presunto grupo criminal”.

Desde Washington siempre dicen “presuntamente” o “supuestamente”, y están involucrados funcionarios de alto rango de Venezuela. Las Naciones Unidas declararon que no hay pruebas contundentes que confirmen la relación de Maduro con la droga y el cartel señalado. Tampoco lo ha hecho la DEA ni el gobierno de EE.UU.

Poco clara ha sido la acción de bombardear con un misil una lancha de 12 metros de largo, y con 11 personas a bordo (en general los narcos, trasladan la droga máximo con 4 personas en lanchas pequeñas) y qué tanta droga podría llevar una embarcación de ese tamaño. Todo hace pensar que correspondía a un traslado de emigrantes que salieron del pequeño puerto de San Juan de Unares.

Hay varias familias que hoy reclaman a sus parientes desaparecidos. Trump y su gobierno saben que una gran cantidad de droga sale por Colombia y Ecuador hacia el pacífico, entonces, ¿qué hacen bloqueando el Atlántico?

Alianzas estratégicas y divisiones en América Latina

Sea verdad o mentira, las acciones tomadas por el presidente Trump han roto, todos los acuerdos y tratados internacionales al respecto. El instalar una flota de 8 destructores y un submarino frente a la costa de Venezuela al parecer corresponde a cuestiones de mayor interés, como presionar para que caiga el gobierno actual e instalar uno ideológicamente cercano a EE.UU. y así tener acceso al petróleo y al gas de Venezuela.

Pero Trump no contaba con dos situaciones, la primera que un sector de la oposición política al interior se opuso a participar de un derrocamiento de este modo. En segundo lugar, la movilización de las FFAA, de las milicias bolivarianas y el enrolamiento de miles de voluntarios, (aprox. 8 millones en total, según el gobierno), no estaba contemplado desde el exterior del país.

Las relaciones con México tienen una dinámica diferente. Para la presidenta Claudia Sheinbaum, el escenario es más complejo: ambos países comparten una extensa frontera de 3.150 kilómetros y un intenso intercambio comercial. Bajo la presión de EE.UU., la mandataria decidió imponer un arancel del 50% a varios productos provenientes de China, su principal socio comercial. La medida se tomó tras la visita de Marco Rubio, jefe de la diplomacia estadounidense, y en la antesala de la renegociación del T-MEC (tratado de libre comercio entre México, Canadá y EE.UU.), prevista para octubre de 2025.

Con esta estrategia, México ha optado por evitar la confrontación directa con su poderoso vecino del norte.

Los países de América Latina, que han optado por alinearse con Washington, lo hacen por una afinidad ideológica e interés económico fundamentalmente. El caso de El Salvador, que acordaron ambos países el pago de 4,76 millones de dólares para que este país recibiera 200 migrantes deportados y encerrados en la cárcel de CECOT.

Con Ecuador, el gobierno de Trump desarrolla un acuerdo de cooperar con la seguridad del país y que reciba a deportados desde EE.UU. Por ello “aportará” la suma de 13 millones de dólares. Además, EE.UU. le proveerá 6 millones de dólares, en vehículos aéreos no tripulados para la Armada de Ecuador.

El caso de Argentina, los acuerdos se sitúan en el ámbito de la seguridad, combate a los delitos económicos, y el punto llamativo que dice, “evaluación conjunta de la frontera norte argentina como eje estratégico y vigilancia”. El presidente, Javier Milei, ha demostrado una singular cercanía hacia Donald Trump, esto le ha permitido que el FMI le apruebe préstamos millonarios para poder sostener la economía del país trasandino.

La eterna guerra contra las drogas

Históricamente, cada vez que los gobiernos de EE.UU. han intentado combatir la delincuencia y a los grupos de narcotraficantes en América Latina, los resultados han sido un fracaso tras otro. En los años 70, el expresidente Richard Nixon declaró una “guerra contra las drogas”, y más recientemente, Tom Homan —conocido como el “Zar de la frontera” y actual encargado— ha prometido “borrar los carteles de la faz de la tierra”.

El gobierno de D. Trump, mantiene una política hacia América Latina, con una mirada neocolonialista al estilo de mediados del siglo XX. Hasta el momento, no hay atisbos de aplicar una relación de colaboración y cooperación en temas económicos, culturales, sociales, de infraestructura y otros, que permitan un real desarrollo de nuestros países.

Después de 50 años, EE.UU. no terminó con la droga, ni con los carteles, y muy por el contrario, el consumo de esta aumentó en los países y lugares que dijo combatirla. Y como muestra de la incapacidad de sus gobiernos en ese tema, en la actualidad EE.UU. es el país que presenta el más alto consumo de drogas y poderosos carteles, algunos con jefes narcos norteamericanos. Lo lógico es que hubiera una gran arremetida antidrogas al interior de su país.

A simple vista, lo primero que ha logrado el gobierno de EE.UU. es la división de nuestros países, aplicando la repetida frase, “divide y gobernarás”. Lo que nos hace pensar que estas acciones en un alto porcentaje encubren otros intereses desde Washington.